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El Telégrafo

Guayaquil: la revolución necesaria (8)

11 de enero de 2014

15.- Elaboración de un inventario de los centros culturales, deportivos y científicos de la ciudad de Guayaquil, organizado sobre la base de las inteligencias múltiples de H. Gardner. Objetivo: Organizar la información existente sobre los lugares e instituciones más representativos en la ciudad de Guayaquil sobre la  base de las inteligencias múltiples de Howard Gardner para que todos los ciudadanos sepan dónde cultivar sus intereses, aptitudes y talentos.

16.- Modificar las disposiciones legales vigentes para que permitan la evaluación y la acreditación de las competencias de los ciudadanos en los diferentes niveles educativos y profesionales. Objetivo: Permitir que  los ciudadanos, previa solicitud, puedan ser evaluados y reconocidos los talentos y destrezas demostrados en los exámenes y que reciban el respectivo certificado en asignatura o título, una vez  cumplidos los conocimientos y competencias exigidos por las instituciones educativas.

17.- Creación de un centro de capacitación de emprendedores y trabajadores por propia cuenta. Objetivo: Capacitar a los habitantes de la ciudad de Guayaquil que no se encuentran calificados en la dirección, administración y trabajos de micro y pequeñas empresas, que requieran elevar los conocimientos y destrezas, de acuerdo a las exigencias de la competitividad actual y del futuro del mercado de trabajo.

18.- Disponer que las universidades acepten a los ciudadanos para que puedan asistir a las clases de las asignaturas que tuvieran interés de aprender. Objetivo: Permitir que los ciudadanos puedan asistir a las diversas asignaturas del currículum de las universidades y reconocer con certificados las que se aprueben.

El cambio de Guayaquil hacia una sociedad de conocimiento es un esfuerzo extraordinario de todos, convergiendo hacia un mismo objetivo. Insistimos en exigir acción por parte de instituciones en las  que, dentro de nosotros, no creemos o no tenemos confianza.

Nos gusta depender del resultado de quienes  consideramos “nos lo deben”. Estas son actitudes que niegan la integridad de observar y aceptar nuestras propias responsabilidades.

No deberíamos quejarnos del resultado de las acciones en las que decidimos no participar. Y esto justamente abre la puerta a preguntarnos: ¿Cuál es nuestra parte del trato? ¿Cuál es nuestra responsabilidad como guayaquileños? ¿Qué es lo que diariamente aportamos a nuestro bienestar social?

Estas son las herramientas que la sociedad necesita. Pero la sociedad debe aceptar el reto y la responsabilidad de forjar su propio destino.

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