Estos últimos días, principalmente para los quiteños y quiteñas, han sido días de nostalgia, la lluvia se resiste a caer en la capital, los incendios han consumido parte de nuestros pulmones, se han llevado plantas, árboles, animalitos salvajes que hacían parte de la ciudad; los que quedan conviven con el concreto de la urbe, cerca del Guangüiltagua o en el Metropolitano y hacen de los valles sitios de contacto con la creación.
Este verano sin duda nos ha tomado desprevenidos, pese a los esfuerzos de las autoridades nacionales y del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, las condiciones climáticas, la contaminación y la falta de interés de la ciudadanía por el cuidado del medio ambiente, han convertido este septiembre en el mes más triste del año.
Si bien es pertinente agradecer la colaboración de los países amigos, como Colombia y Venezuela por el contingente brindado, es urgente revisar la planificación trazada para la seguridad integral del distrito, identificar los
errores y las tareas inmediatas a emprender.
La Municipalidad tiene clara competencia en la gestión de riesgos naturales y antrópicos, cuyo objetivo es que el gobierno local -cercano a la ciudadanía- atienda de forma efectiva a la población, construya con los vecinos y vecinas planes de acción y prevención, planes de seguridad y riesgos, simulacros u otras actividades para preservar la naturaleza alrededor y sus especies; y aunque no se trata de una tarea fácil, la actual administración la ha realizado, pero es visible que se requiere mayor dedicación.
Hoy es urgente se destinen mayores recursos en la contratación de bienes, obras o servicios para garantizar la seguridad integral en los barrios y zonas metropolitanas, pues entre los errores detectados en esta emergencia está la falta de equipamiento de los cuerpos de seguridad con tecnología que permita una reacción oportuna y eficaz.
Revisar la gestión institucional es necesario, pues si bien no podemos reparar de forma inmediata las lamentables pérdidas de los incendios, sí podemos, desde el gobierno local y la ciudadanía, planificar para prevenir mayores desastres y preservar lo que aún nos queda.
Quito es Patrimonio Cultural de la Humanidad, hacer de esta una ciudad para vivir es responsabilidad de quienes gestionamos el presente para en el futuro gozar de un entorno natural sano, equilibrado y habitar la ciudad romántica e histórica que tanto queremos.