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El Telégrafo

Genes exóticos y biopirateo

29 de julio de 2012

El pronunciamiento del Defensor del Pueblo en torno a la ilegal venta de ADN de población indoamericana del Ecuador, específicamente del pueblo amazónico huaorani, responde a una denuncia formal realizada por un reconocido antropólogo preocupado por la protección de la biodiversidad genética y étnica del país.

El interés que investigadores extranjeros y grandes laboratorios internacionales tienen sobre muestras biológicas de poblaciones “autóctonas” y “exóticas” no es casual ni inocente, y tampoco nuevo. Desde los años 70 ya se denunciaron extracciones ilegales e incluso experimentos poblacionales en zonas “subdesarrolladas” del mundo.

Deliberadamente se seleccionan estas zonas por sus debilidades geopolíticas, legales y científicas, que las hacen presas fáciles de engaños.

Desde el punto de vista genético, las extracciones ilegales o biopirateo en poblaciones “exóticas” obedece, al menos a tres propósitos: 1) Prestigio investigativo, reflejado en publicaciones científicas originales, de impacto y con nuevos datos. 2) Réditos académicos, ya que producir conocimientos nuevos asegura conseguir más fondos. 3) Ganancias económicas, en caso de que los conocimientos nuevos sirvan para producir preparados biológicos patentables o negociables.

Según la empresa Coriell, 7 cultivos celulares y 36 muestras de ADN huaorani han sido distribuidos para investigaciones. Surgen algunos cuestionamientos: ¿Cómo y quién sacó las muestras de ADN? ¿Con qué permisos? ¿Dónde está el consentimiento informado? ¿Qué autoridad conocía de estas actividades? Y, sobre todo, ¿qué beneficio existe para la población huaorani? Ningún investigador debería violar los procedimientos legales y éticos para obtener muestras, pero los violan anteponiendo sus intereses personales.

Si aceptamos como válida la explicación de Coriell de que los estudios con el ADN huaorani son para identificar la gama de variación en la secuencia de ADN humano en diferentes poblaciones del mundo, volvemos a las preguntas iniciales: ¿Cómo sacaron las muestras y quién se beneficia del ADN ecuatoriano?

Muchas muestras salen del país con anuencia de propios ecuatorianos, incluso de profesionales que hacen de contactos locales con los “aborígenes”, que además rara vez son incluidos en las publicaciones de los “prestigiosos científicos”.

Existe una responsabilidad ciudadana sobre el biopirateo; este debe ser denunciado, combatido y controlado. Lo que implica también mayor apoyo y desarrollo investigativo del país, precisamente en las temáticas que llaman la atención de los biopiratas.

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