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El Telégrafo
Guido Calderón

Funcionarios públicos - escuelas públicas

19 de abril de 2015

La última Cumbre de las Américas dejó pronósticos poco halagadores sobre el futuro de la región -salvo el reencuentro entre EE.UU. y Cuba- y quedó claro que el único modelo económico exitoso será el que centre sus esfuerzos y recursos en la educación, que en nuestros países sigue siendo memorista, con metodologías obsoletas, sindicatos educativos perniciosos y los resultados son terribles: 50% de los latinoamericanos no terminan el bachillerato.    

Esto produce fuerzas laborales improductivas en épocas de la digitalización, que solo encajan en modelos netamente capitalistas, donde masas ignorantes que ganan menos de 5 dólares diarios como en México, enriquecen rápidamente los latifundios agrícolas, que centran sus ganancias en producir más a menores costos laborales,  sin importar las secuelas que dejan estos conglomerados sin educación, campo de batalla de una violencia brutal donde la muerte poco importa al establishment político, corrupto en todas sus instancias.

Centroamérica es un caso igual de grave que incluso motiva a las transnacionales del fast food a abandonar algunos de sus países, no por su excesiva violencia que bien reciclada es un excelente negocio para las élites, sino por alzas salariales a una masa obrera sin educación, sin capacidad de aprender y ser eficientes en tareas básicas.

El modelo progresista basado en subsidios tiene a Venezuela en una forzosa caída de su productividad y polarización política. El modelo brasilero, ejemplo para el mundo latino e invitado en todo evento internacional, se desmorona por una corrupción que viene de una educación pobre en valores y humanismo.

Por donde veamos, todos los males tienen como raíz la ausencia de educación o lo que es peor, una educación que desde la escuela enseña a mentir, que mata la creatividad, que elimina el pensamiento lógico y que en muchos casos con una carga de religiosidad exige obediencia fundamentalista. Está comprobado en todo el planeta: a más religiosidad, más pobreza y más violencia. De las 50 guerras que hay en el planeta 49 son por religión.

El modelo ecuatoriano ya tiene a la educación como la base de un futuro de progreso, escuelas del milenio y superuniversidades, que garantizan futuros ciudadanos mejor capacitados que los actuales, pero el tiempo para la cosecha es largo y no toda la niñez tendrá las opciones de formarse en ellos; el reto es hacer que la excelencia esté en cada escuelita de las montañas y selvas más remotas; y no siempre el aumento de presupuesto y mejoramiento de infraestructura  se traduce en avances educativos.

Los nórdicos, famosos por su excelente educación desde la niñez, tienen las sociedades más avanzadas en lo económico, y justas en lo social; encontraron la fórmula para que la educación pública mejore en forma continua al legislar que todo empleado o funcionario público, por designación o elección, de carrera o por contrato, debe tener a sus hijas e hijos en escuelas y colegios públicos.

Ya sabemos el camino: algo tan sencillo y práctico, la educación, es prioridad para toda la sociedad, todo el tiempo, y deja de ser una responsabilidad -o carga- gubernamental al vaivén de los políticos de turno. (O)

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