Publicidad

Ecuador, 04 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Aníbal Fernando Bonilla

¿Fuera Correa?

14 de julio de 2015

En las calles se agita el odio con intemperancia. Hay posiciones encontradas que superan cualquier razonamiento. En las redes sociales sucede algo parecido. Hay un grado de intransigencia que incita, por ejemplo, a descalificar a Cuba, Venezuela o Nicaragua, cuando los problemas que debemos resolver las(os) ecuatorianas(os) están circunscritos en esta línea imaginaria, sin requerir a la importación de sistema ideológico alguno. Ni más ni menos. ¿Para qué queremos involucrar a otras naciones hermanas, confundiendo realidades diversas en un mundo multipolar?

Hay un claro afán de provocar violencia, proveniente de grupos y personajes de la política criolla que tuvieron su momento de gloria en el poder (ex-PSC, ex-ID, Sociedad Patriótica, PRE, democratacristianos) y que fueron incapaces de direccionar al país por efectivos rumbos de prosperidad y adecuada planificación de cara al progreso nacional.

La arremetida en contra del gobierno de Rafael Correa no es casual, sino el resultado del enconado deseo de ciertos sectores políticos y económicos de retornar a toda costa al ansiado sistema de privilegios a favor de la clase pudiente del país. Esto deriva en una fragmentada mirada de entender el presente y el futuro de la patria. Pero sin olvidar, precisamente, las tristes páginas del pasado, en donde la plutocracia y oligarquía se encaramaban -cada vez que podían- con aquel codiciado poder, con la finalidad de favorecer a estratos altos, en menoscabo de la condición popular.  

¿O acaso alguien me puede negar que las leyes del capitalismo -aún en vigencia- han reproducido las condiciones de pobreza y desempleo que la Revolución Ciudadana intenta hace ocho años -con bastante éxito- corregir desde un plan integrador, cuya base de desarrollo es el ser humano por sobre el capital?

Desde luego que la discusión central gira en torno a las visiones de ese desarrollo que queremos para Ecuador. Entonces, resurge desde la bancocracia ese modelo que ya dio visos de fracaso con la aplicación neoliberal de fatales consecuencias (en donde se incluyen los atropellos a los DDHH ordenados por León Febres-Cordero, las draconianas políticas de compra de renuncias para el servicio público en la época de Sixto Durán-Ballén o el feriado bancario -1999- bajo las armonías de Jamil Mahuad). En contraposición, se reivindica el desarrollo para el Buen Vivir, desde la Revolución Ciudadana. Con errores, por supuesto, como en toda aplicación de carácter humano. Pero válido, ya que es una propuesta que pretende modificar la matriz productiva, para lo cual es inevitable su acompañamiento con el recambio de la matriz cultural.

Hay un agotamiento por ciertas formas y apariencias en el estilo de gobernanza, como efecto natural del acervo político (cuya base popular -primordial en todo proyecto progresista- no puede ser irresponsablemente reemplazada por esa cómoda casta burocrática). Esto tiene que ser debidamente revisado al interior del régimen.

Por su parte, el Presidente debe ser el principal ciudadano que enarbole la tolerancia en el marco del diálogo sugerido.

En tanto, aquel grito destemplado: ¡Fuera Correa! no tiene ningún sentido, al contrario, estimula un conflicto social y político que intenta ser inducido por canales bastante sospechosos de polarización clasista, en una aparente fragilidad democrática, ventajosamente superada en esta última etapa gubernamental. (O)

Contenido externo patrocinado