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El Telégrafo
Guido Calderón

Fuego griego

08 de febrero de 2015

Que el turismo es como la lluvia que moja a todos es una figura que en Grecia no se da. Las leyes europeas están hechas para que los grandes capitales transnacionales propietarios de los complejos turísticos acaparen hasta el último centavo del visitante y poco o nada queda en este país, uno de los destinos más demandados también por los supercruceros, que comercializan sus bellezas, pero tampoco dejan ingresos reales a la economía griega. El modelo turístico griego anuncia va a ser cambiado.

La canciller alemana Ángela Merkel con su grupo de asalto, la ‘troika’, y su brazo armado, el FMI, aplican en sus vecinos comunitarios medidas de austeridad que quiebran las economías para luego, con sus capitales, adquirir todos los recursos rentables del país atacado y gobernar a través de las élites empresariales, con los medios de comunicación como punta de lanza.

Pero Alexis Tsipras, presidente griego electo -de izquierda-, se presenta como un pequeño rival que lanza fuego contra una Alemania que cree poder apagarlo en pocas semanas, a fuerza de amenazar con terminar de hundir a Grecia y su sistema financiero, si el nuevo Gobierno no sigue las recetas neoliberales de austeridad para los griegos y bonanza para los inversionistas alemanes y los capitales transnacionales.

Pero Grecia no está sola en esta desigual lucha, Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, partido de izquierda español que ganará las próximas elecciones, también busca librar del salvajismo neoliberal a su país, que en el más crudo invierno continúa con los desahucios y sigue echando a la calle a familias enteras. Iglesias respalda a Tsipras y, desde ya, hace el anuncio más temido por los capitalistas depredadores -de triunfar, claro-: va a ‘nacionalizar’ los recursos naturales ibéricos.

Por otro lado, hasta los más acérrimos defensores del neoliberalismo europeo que empujan la avalancha mediática contra el nuevo Gobierno griego y contra Iglesias, no logran evitar mencionar a Latinoamérica como (mal) ejemplo de que se puede crecer económicamente sin el FMI, que Ecuador es el caso más exitoso y  Rafael Correa tiene las recetas económicas que, aplicadas en Europa, combatirán la desigualdad social que España lidera.

Pero atacar a Correa ya no es un buen negocio mediático, al contrario, es darle la oportunidad para que vaya a Europa con cualquier pretexto y dentro de los dominios fondomonetaristas, con su discurso de cambio de épocas, desarme el sacrosanto poder del capital bendecido por la Iglesia.

En las batallas de la Edad Media, el atacado con fuego griego le echaba agua para apagarlo, pero mientras más agua, más se fortalecía y acababa con todo a su alrededor. Este fenómeno va a ocurrir nuevamente y, desde Grecia, se extenderá en Europa el humanismo sobre el capital.

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