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El Telégrafo
Nancy Bravo de Ramsey

Francisco y su opción por los pobres

18 de marzo de 2014

Es el primer Pontífice originario de América. La del Hemisferio Sur, en donde los pobres hacen la mayoría de la población. Y debió ser precisamente él, Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936, el que llevó aires frescos a la Ciudad del Vaticano, el Estado soberano más pequeño del mundo con apenas medio kilómetro cuadrado de superficie y uno de los seis microestados europeos junto a Mónaco, Malta, Andorra, San Marino y Liechtenstein. Esos aires frescos tienen que ver, sobre todo, con cambios, pues hacía falta una reforma seria en la Iglesia católica, una transformación fundamental para un Estado en tiempo de crisis cuando hace un año, el 13 de marzo de 2013, en la votación realizada en el cónclave para designar al sucesor del papa Benedicto XVI, Jorge Mario Bergoglio fue elegido el nuevo papa del mundo católico. Desde los primeros momentos de su elección, el actual Pontífice se distinguió por su sencillez y naturalidad, con lo que sorprendió a quienes lo rodeaban solícitos y expectantes para cumplir sus deseos. Adoptó entonces el nombre de Francisco, en homenaje al santo de Asís, y se sabe que cuando ya se encontraba en la conocida ‘Habitación de las lágrimas’, en donde lloran mientras se visten los papas recién elegidos, se negó a usar la cruz de oro, así como los lujosos distintivos que estaban preparados para que con todo aquello saliera al balcón de la Logia central de la Basílica de San Pedro.

Luego de un año de papado, Francisco se ha dado a conocer no solo por su sencillez, sino además por su actitud de humildad, su opción por los pobres del mundo, que ya había puesto de manifiesto en Argentina, y su decisión de emprender serias reformas en el Vaticano y en el mundo católico. En diversas oportunidades ha expresado su interés por gobernar completamente alejado de la mafia que dominaba los diversos sectores de ese Estado, empezando por el Banco del Vaticano, que desde su creación en 1942 se había convertido en una dependencia de la corrupción internacional. Su famosa frase de buscar “una iglesia pobre y para los pobres” ha recorrido el mundo que ha visto en el papa Francisco algunas importantes coincidencias con los conceptos de la Teología de la Liberación, la respuesta de un grupo de sacerdotes católicos que entre las décadas del sesenta y del setenta apareció en el mundo, exigiendo la atención de la Iglesia a fin de intervenir para terminar con la pobreza de las mayorías de América del Sur. Es conocida desde años atrás la preocupación del Pontífice por los pobres y marginados del mundo y especialmente de Sudamérica, en donde -ha dicho él- existe un “acostumbramiento” a la pobreza, a la que considera “inmoral, injusta e ilegítima”, asegurando -además- que es imperativo luchar para cambiar las causas estructurales y las actitudes que generan tal situación.

Preocupado por los frecuentes casos de abuso sexual protagonizados por diferentes sacerdotes, durante una visita a la basílica Santa María la Mayor de Roma, ordenó expulsar al exarcipreste, el cardenal estadounidense Bernard Francis Law, como condena por su presunto encubrimiento de más de 5.000 casos de pedofilia. Al respecto, Francisco -a quien algunos han tildado de el ‘Papa comunista’, a lo que él responde que no le preocupa que lo conozcan como marxista o comunista- expresó en su libro El jesuita: “Si hay un cura pedófilo es porque él ya portaba la perversión antes de ser ordenado. Y suprimir el celibato no cura esas perversiones”.

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