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El Telégrafo

Francia: “El cambio es ahora”

05 de mayo de 2012

Con ese eslogan, el socialista Francois Hollande tratará de obtener la victoria en la segunda vuelta de las elecciones que se realizarán el domingo 6 de mayo, en las cuales confrontará al presidente Nicolás Sarkozy. La diferencia entre los contendores fue estrecha: un 28,63% para Hollande y 27,18% para el actual mandatario, por lo cual es difícil apostar acerca del resultado final, que dependerá en gran medida de la decisión de quienes apoyaron a Marine Le Pen, de la extrema derecha (17%) y a Jean Luc Mélenchon del Frente de Izquierda (11%).

Como en el resto de Europa, la situación de Francia es compleja. La conducción de la Unión Europea por la alemana Merkel, compartida con Sarkozy, no ha conseguido superar la profunda crisis que la atraviesa. Los resultados en las economías más débiles, como Grecia, España, Portugal, Irlanda, están a la vista. Hay mayor desempleo y bajos índices de recuperación.

La orientación ultraliberal del presidente-candidato ha beneficiado a grandes consorcios, como Total, que debido a la política fiscal vigente, aunque obtuvo 10 mil millones de euros de utilidades en 2011, no pagó un centavo de impuestos amparado en el denominado “beneficio mundial consolidado”, mientras el trabajador medio sufre recortes de beneficios adquiridos en decenas de años de lucha laboral y mayores impuestos especialmente indirectos. Es conocida su posición xenófoba; la participación en la política internacional ha sido desastrosa como inductor de la invasión a Libia, cuyo asesinado dirigente fue recibido con  máximos honores, para luego incentivar la agresión contra ese país petrolero y apoderarse de sus fondos depositados en Francia.

Para algunos sectores, Hollande no representa una alternativa real que permita cambiar el modelo adoptado por el gobierno neoconservador y de esa forma recuperar la estabilidad laboral, hacer frente a la crisis ecológica y a los grandes problemas sociales. Los partidos socialistas europeos son en realidad socialdemócratas y se sienten bien con el statu quo. Pero el sólido bagaje intelectual, dilatada militancia y ejercicio de responsabilidades políticas y administrativas de Hollande, a más del apoyo de la izquierda, son un aval si emprende los cambios que anuncia.

Las elecciones del domingo 6 marcarán el futuro cercano de Europa. El triunfo de Hollande reivindicaría importantes conquistas sociales y marcaría el inicio del declive del neoliberalismo en el Viejo Continente.

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