Los celulares inteligentes y las tabletas han cambiado en poco tiempo el turismo familiar o en grupo. Por mucho contacto con la naturaleza, si no hay Wi-Fi gratuito incluido en la tarifa del hotel, los muchachos se sentirán prisioneros y querrán salir del encierro lo más pronto posible. El otro escenario, con Wi-Fi de alta velocidad, no pararán de enviar a sus amigos fotos y videos de todas sus actividades, motivándolos a venir al destino promocionado.
Ahí tenemos. Primero, en los destinos turísticos de Ecuador, aparte de las ciudades grandes, el servicio de internet que brinda CNT es pésimo y lento, además de que una simple reparación exige de una tecnocracia que no siempre soluciona el problema.
Segundo, los cantones y empresas turísticas de Ecuador, en su mayoría, no tienen fotogramas, entendiendo por esta palabra los sitios construidos, adecuados o teatralizados, que permiten tomarse una fotografía claramente indicativa del sitio y país. Una foto con Mickey indica de sobra dónde estamos. En Guayaquil, el estrechón de manos de Bolívar y San Martín da cuenta del puerto principal. En Quito, la Virgen de El Panecillo o de la Mitad del Mundo intentan hacerlo. Un escenario requiere la señalización y rotulación que obligadamente salga en la foto y, a más de recuerdo, se transforme en elemento promocional.
En otros países, están de moda las esculturas en tamaño real, pues las gigantescas achican a los turistas, lo cual en la lógica web no encaja. En La Habana, a la salida de la Catedral, si se acaricia la barba de la escultura del Holandés loco, es seguro que se regresará a ese bello país. En el Parque de Ciencias de Granada, la foto abrazado a Einstein es obligada, así como en Málaga con el autor del cuento El patito feo.
En Gramado, sus veredas tienen al menos 3 fotogramas por lado y hay negocios construidos llenos de fotogramas: para los niños muy pequeños, para los que creen ya no ser niños, para los adolescentes y para el grupo familiar, obligando a los turoperadores a parar, para que los turistas tomen fotos únicas que recorrerán el planeta, indicando lo bien que se sienten, señalando el lugar y promocionando el negocio donde se encuentran.
Tercero, muchos queremos construir fotogramas, en su mayoría, esculturas de animales de la zona o personajes locales, pero los costos de los escultores los hace inviables. Por un tapir u oso de anteojos en fibra de vidrio en tamaño real pueden pedir varios miles de dólares imposibles de financiar, así que son pocas las empresas que pueden darse este lujo de tener sitios que obliguen fotos que recorrerán el planeta llamando más visitantes.