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El Telégrafo

Fitur da un campanazo

29 de enero de 2012

En esta última edición Fitur da un campanazo 2012, las críticas han sido apabullantes y desde los sectores más diversos, como prensa especializada, compradores y expositores.

En la misma España no han dudado en juzgar con severidad el retraso tecnológico que ha ahogado a la feria. ¿De qué sirve tanta tecnología comunicacional e interactividad a través de  Facebook, Twitter, Gmail, YouTube, Paypal, los iPad, las tablets y teléfonos inteligentes, si para entrar al recinto ferial debemos -como hace diez años- hacer colas interminables, largos registros manuscritos y, una vez dentro, no existe ninguna información o mapas digitales que nos permitan ubicar -desde nuestro gadget- las empresas o países que buscamos? En vez de ello se debió emprender agotadores recorridos tratando de cazar algo en medio de gigantescos pabellones con muchos espacios deliberadamente vacíos, cuando se pudo concentrar y distribuir los stands en forma más amigable.

Hacer largas colas para registrarse, grandes recorridos y dosis de mucha suerte para encontrar lo buscado, fueron las fórmulas de la mayoría de ferias del mundo hasta el año anterior, pero el acceso -cada vez más forzado- de la población y más de los empresarios y profesionales del turismo a la tecnología actual, evidencia que las ferias requieren un salto cualitativo urgente, que permita al vendedor o comprador registrarse online, mostrar la pantalla de su teléfono para ingresar rápido, ubicar en su tablet a los expositores que desea contactar y con los cuales entrar en prenegociaciones antes de verse y darse el apretón de manos.

El mundo virtual nos facilita hacer negocios turísticos, pero no reemplaza el cara a cara al momento de concretarlos, por ello es que las ferias existen y existirán, pero deben estar acorde a los rápidos cambios comunicacionales que -es cierto- nos absorben una barbaridad de tiempo, pero si no estamos a un clic de los usuarios, quedamos como ferias jurásicas que con poner una zona WiFi creemos es suficiente. 

Fitur da un campanazo, asimilará tantos análisis severos y sopesará la reducción de espacio y expositores de este año, su próxima edición deberá ser muy “tech” para recuperar la confianza que este año perdió esta megaferia, caso contrario, las ferias pequeñas o especializadas, donde de antemano uno ya sabe qué y a quién va a encontrar, seguirán ganando terreno, lo que tampoco significa que no deben estar dotadas de toda esta apabullante cultura de la información e interactividad.

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