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El Telégrafo

Fidel Castro y los presidentes de América Latina

02 de febrero de 2014

Es muy potente y hasta nostálgica la imagen. Y sin embargo conlleva una suerte de futurismo: esos mandatarios de ahora son y hacen lo que hizo en su momento Fidel. Por supuesto son otro tiempos, pero las demandas históricas las mismas, con algunas variaciones en función de la complejidad política, cultural y económica de este siglo.

Ver a cada uno de ellos escuchando a un viejo sabio contiene una imagen poderosa de todo lo que ha cambiado en el continente y que algunos se niegan a reconocer, como también se negaron cuando los barbudos de la Sierra Maestra ingresaban a La Habana. No se olvide que algunos partidos comunistas y socialistas negaron esa opción como herramienta para la toma del poder y denostaron la acción guerrillera. Bien podría decir que la ‘culpa’ de que varios líderes latinoamericanos ahora conduzcan a sus países se la debemos también a Fidel. Con todas sus contradicciones, errores y hasta desafueros siempre creyó en otro destino para América Latina.

Y ahí, en su casa en La Habana, lo puede comprobar y hasta envidiar, porque cuando él escucha a Evo, Rafael, Pepe, Cristina, Daniel o Nicolás anticipa los riesgos y recuerda sus propias advertencias poco asumidas.

Posiblemente se diga cualquier cosa sobre Fidel desde esos sectores que son perfectos sin hacer nada y critican todo porque no arriesgan nada. Pero lo cierto es que la II Cumbre de la Celac no fue solo un acontecimiento político por reunir a 33 mandatarios del continente sin la presencia de EE.UU. y Canadá, sino porque estaba latente que la reunión en Cuba era también un enorme homenaje a toda la lucha desatada  por Fidel Castro. ¿Cuántas veces habrá pasado por su cabeza el deseo  de reunir  a todos esos mandatarios en su tierra? ¿Cuántas veces necesitó de esa presencia para superar las enormes dificultades causadas por un bloqueo criminal? ¿Habría sido igual la situación de Cuba si en los noventas, con pleno período especial, contaba con el apoyo de una América Latina rica y solidaria, pero que en ese instante tenía presidentes sometidos al FMI?

Ahora Cuba afronta retos muy difíciles para superar años de dificultades. Si hay un homenaje que hacer a la Cuba de Fidel es por nunca haber claudicado en lo más profundo de sus convicciones, una de ellas siempre histórica, la solidaridad. A pesar de las carencias, los cubanos abrieron sus puertas para salvar vidas, proponer creaciones poderosas y abrigar a los perseguidos.

Difícilmente habrá otra ocasión para tener a todos los mandatarios junto a Fidel. Como esos abuelos que pocas veces pueden reunir a todos sus nietos en la casa. Sin embargo, la imagen quedará guardada y valorada como un gran homenaje a quien se merece una reconocimiento profundamente humano por todo lo que hizo para salvaguardar la dignidad y el orgullo de ser latinoamericanos.

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