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El Telégrafo
Gabriel Hidalgo Andrade

El fenómeno reaccionario

03 de febrero de 2019

El nuevo aliancismo hoy se sacude del correísmo sin hacer nada. Desde el ascenso al poder del presidente Moreno y la ruptura en, al menos, dos sectores de la Revolución Ciudadana, el oficialismo apostó por el parricidio político y amputar su herencia ideológica bolivariana.

Lo que nunca estuvo en sus planes fue arrinconar a la facción más ortodoxa del chavismo ecuatoriano en el extremo de la izquierda política aislacionista y dejar desocupado el electorado identificado con el centro del espectro ideológico. La cancha de las próximas elecciones seccionales está trazada para la disputa entre los sectores socialdemócratas y democratacristianos.

La profunda atomización del voto, la fragmentación partidaria y el fondo legal para su funcionamiento beneficiará a los candidatos con mayor notoriedad pública. Este será el momento para el retorno de los caudillos de cualquier signo ideológico, pero menos para aquellos que han sido empujados al extremo de la izquierda reaccionaria.

Este es el peor momento para el correísmo porque hoy se equipara en el imaginario más Hezbolá que al apoyo institucional de los regímenes chino o ruso a Maduro, lo cual es una vergüenza y un merecido final. Por eso sus principales voces se lamentan con frases enlatadas sobre el antiimperialismo, el anticapitalismo y la antipolítica.

El gran truco de la revolución fue el gatopardismo. Tras disfrazarse de izquierda, captar el poder durante el giro posneoliberal, instalar en Carondelet un modelo caudillesco y perderlo durante el actual retorno conservador, ahora se prepara para disfrazarse de reaccionarismo. ¿Cuál? Le queda una sola opción: la nostalgia revolucionaria cubana de la guerra fría reinterpretada en una Venezuela que se cae a pedazos por la ineptitud, la corrupción y el narcotráfico.

Mientras la autoridad de Maduro se resquebraja cada día ¿la ortodoxia correísta seguirá defendiendo a un dictador sentado en el banquillo de los genocidas de la historia? Sí, será un suicidio. (O)

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