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El Telégrafo

Fausto Basantes y la crítica a la izquierda ‘débil’

05 de enero de 2014

Era un joven íntegro, inteligente, humilde y modesto. Contaba con una profundidad de pensamiento y  coraje para actuar. Con apenas 16 años miraba la historia como un lugar donde colocar los mejores esfuerzos, ideas y hombres para transformarla a favor de la justicia y el socialismo. En el colegio Mejía, donde estudiamos juntos, su presencia nunca pasó desapercibida y su liderazgo tuvo un enorme peso y autoridad ética.    

Hace 28 años fue asesinado. El informe policial (mentiroso y plagado de errores) dijo que había sido acribillado en un ‘enfrentamiento’. Hasta ahora no se sabe quién lo asesinó. Hay indicios de quién dio la orden, pero el responsable directo y político todos los sabemos.

Y sin duda alguna lo asesinaron por ser un hombre de izquierda. Pero antes ya algunos hombres de ‘izquierda’  lo quisieron eliminar del panorama político. ¿Por qué lo expulsaron del colegio donde las autoridades eran de un grupo político autodenominado de izquierda? ¿Por qué en la Universidad Central sus opositores de ‘izquierda’ intentaron bloquear su actuación, su liderazgo estudiantil y su enorme capacidad de influencia entre los estudiantes? ¿Por qué luego de ser acribillado toda la izquierda tradicional lo ignoró, no hizo nada por defender su nombre y denunciar el crimen? ¿Se ‘hicieron los locos’ aquellos dirigentes que ahora reivindican un purismo, como lo hicieron en ese momento, y hoy es su bandera para todo?

En el colegio Mejía, con el Frente Revolucionario Estudiantil (FRE), Fausto y otros más lo que en realidad hicieron fue desatarse de la izquierda ‘perfecta’, la que nunca se equivocaba en nada porque en realidad no provocaba ninguna clase de ruptura. Eran en ese entonces  (maoístas, sociolistos y cabezones) tan perfectos porque no se bronqueaban con el sistema sino que hacían un uso muy útil de él. Y por eso fundó Alfaro Vive Carajo: como una expresión de ruptura con la izquierda cómoda y ‘débil’; para construir un proceso político de transformación y no solo un grupo o un partido; y, para desarrollar rebeldías y sensibilidades a favor de los pobres y para acabar con las inequidades.

Podemos estar a favor o en contra de lo que hizo o dejó de hacer AVC, pero si se revisan sus documentos y principios hay una potente mirada y concepción de la lucha y del poder. Y en esa mirada también hay una profunda recuperación del alfarismo como esa guía política del Ecuador, que sin ser marxista o leninista ubicaba a nuestro país en otra dimensión de la insurgencia revolucionaria para contar con un proyecto nacional.

Fausto está presente en muchos aspectos de la vida de mucha gente porque fue digno y ejemplar. Y también porque supo con qué izquierda contaba y cuál era la que había que fundar.

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