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El Telégrafo
Aníbal Fernando Bonilla

FA y la hora actual en Uruguay

28 de octubre de 2014

Las elecciones del domingo anterior en Uruguay nos remiten a destacar la impronta del Frente Amplio (FA) como una alternativa partidaria ante la hegemonía bipartidista: Blanco y Colorado, de tendencia de derecha.

Con antecedentes de vocación unitaria el FA irrumpe formalmente en febrero de 1971 y a renglón seguido debe enfrentar la arremetida dictatorial (1973-1985), que implicó la clandestinidad de sus cuadros dirigentes y la persecución, cárcel y destierro de un gran número de militantes. Tal experiencia reafirmó el espíritu democrático de esta fuerza política, para lo cual se consolidaron las diferentes posturas de las organizaciones adheridas a lenguajes comunes respecto de la necesidad de sumar corrientes progresistas en un solo afán conciliador.

Ante ello sobresale la acumulación de sectores de la más diversa experiencia de la izquierda uruguaya. El FA se fragua en el entendimiento programático y madurez ideológica de socialistas, comunistas, radicales, democratacristianos, social demócratas, sindicalistas, entre otros, que asumen la indispensable tarea de consolidar una coalición política que abra las puertas a las izquierdas (y no tan solo a la izquierda) fecundadas en la patria del insigne prócer José Artigas.  

El FA tiene una reconocida experticia gubernativa y de gestión pública en Uruguay, con los liderazgos visibles de Tabaré Vázquez (2005-2010) y José Mujica (2010-2015). No hay que olvidar que Vázquez descolló con signo propio anteriormente en la Intendencia de Montevideo, labor que le permitió catapultarse a la presidencia de Uruguay. Hoy ha ganado con más del 46%, sin embargo, tendrá que superar un obstáculo adicional, a fines de noviembre, esto es, una segunda vuelta electoral, en donde blancos y colorados enfilarán dardos con su joven postulante Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) -heredero del expresidente neoliberal Luis Lacalle Herrera-, con el objetivo de revertir la holgada ventaja alcanzada por el representante frenteamplista.

El Frente Amplio tiene un protagonismo oficial de una década en Uruguay en donde se reivindican logros en la salud, educación, reforma tributaria, conquistas laborales, disminución de la pobreza (11,5%), aplicación de leyes de avanzada, etc., en tanto que también quedan palpitantes temas en la agenda nacional, como es la seguridad ciudadana, mejoras salariales, demandas de sectores de la clase media. Su rol político debe soslayar discrepancias internas y fisuras en los núcleos de base integrantes. Esto, de cara al presente que invoca un nuevo triunfo en las urnas, y, sobre todo, al futuro, como testimonio ferviente y esperanzador en la construcción de una sociedad incluyente, justa e igualitaria.

El FA tiene un desafío histórico que no se circunscribe únicamente a la geografía uruguaya -que acoge a más de tres millones y medio de ciudadanas y ciudadanos-, sino que también concita el interés mayor de Latinoamérica que mira con ojos optimistas la posibilidad de continuar con un proceso irreversible de integración y fortalecimiento regional, como respuesta a un renovado rostro de nuestras izquierdas.

Habrá que tomarle la palabra a Vázquez -médico de profesión- cuando al inicio de su primer mandato -hace diez años- pronunció su consigna: “Vamos a hacer temblar las raíces de los árboles”, ya que ese es el anhelo latente del Uruguay de hoy.

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