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El Telégrafo

Exterminio de la clase media

20 de diciembre de 2012

Europa ha sido el “tonto útil” de esta crisis capitalista al dejarse contagiar de toda la corrupción de los bancos estadounidenses. Bancos que creían realizar el “trabajo de Dios”, pero no precisamente para la prosperidad del mundo, sino para su hundimiento.

Los principales bancos estadounidenses, que no solo son dueños de la FED, sino de gran parte del mundo, son los grandes inventores de esta crisis financiera. Como certifica el último informe del Boston Consulting Group, el 40% del ingreso mundial queda en manos del 1% más rico del planeta, aumentando con ello la desigualdad social. Esto da cuenta de los enormes beneficios que el modelo económico y la actual crisis han generado para los más pudientes, mientras el fuerte golpe es para los más pobres y para el exterminio de la clase media que se ve venir.

Las abusivas prácticas de la banca provienen de larga data. La burbuja inmobiliaria forjada por los bancos era ya una realidad en el año 2000, pero nadie hizo nada, pensando ilusoriamente que el mercado corregiría automáticamente los desequilibrios. El pretexto para no hacer nada era que todo el mundo estaba igual: viviendo una vorágine de consumismo basado en deudas. Y ahora que se descubre que todo ese consumo era falso, motivado por una idea de ingreso permanente y en constante incremento que nunca existió, la economía global choca con su dura realidad.

Por algo el economista y profesor de la Universidad de California, Bradford DeLong, ex subsecretario adjunto del Departamento de Hacienda de EE.UU., en el gobierno de Bill Clinton, define todo este proceso como el colapso intelectual de la Escuela de Chicago, en razón a que de ahí salieron las ideas de la desregulación de los mercados, de la reducción de los impuestos a los más acaudalados y de la extinción del gasto público. Eso es muy cierto: la desregulación de los mercados desató la crisis, la reducción de los impuestos la amplificó al acelerar la brecha entre ricos y pobres, y la extinción del gasto público está condenando a millones a la miseria.

La dinámica capitalista asfixió los salarios y la mantención del consumo por la vía del crédito ayudó a suplir temporalmente las carencias de lo que no permitían los sueldos. Muchos se endeudaron aprovechando las bajas tasas de interés que brindó el acceso al crédito pensando que esas líneas crediticias estarían siempre abiertas. Pero no es solo el problema del crédito y la deuda lo que está en juego. Lo que corre peligro es la desaparición de la clase media, proceso que está en curso con la creciente pérdida de derechos y el aumento de impuestos que ha significado a los ciudadanos mantener a un sistema financiero que ha mostrado su dominio sobre los gobiernos y las leyes.

La desestabilización política y social que está provocando la actual crisis financiera es el resultado de dejar a los bancos a su libre arbitrio, arrastrando a las potencias occidentales a un colapso económico sin solución a la vista.

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