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El Telégrafo

¡Europa, ya déjate de visas!

28 de enero de 2014

@mazzuele

Mariano Rajoy se salió con otra de las suyas. Sin embargo, esta vez a pagar no son los españoles, sino el pueblo ecuatoriano. El año pasado el presidente español avanzó una petición a la Unión Europea para que se levantase el visado a los colombianos y peruanos que quisiesen entrar al espacio Schengen hasta un período máximo de 90 días. ¿Su mérito? Ser ciudadanos de países que han firmado un tratado de libre comercio con la UE.

Rajoy es el descaro elevado a la enésima potencia: las reglas migratorias se doblan a las comerciales, si nos dejas invadir tu mercado con nuestras mercancías subsidiadas o aventajadas por décadas de experiencia industrial, nosotros vamos a dejar que tu gente se venga a pasear un ratito, ya sea en Madrid, París o Roma. “Un magnífico regalo de cumpleaños”, lo había definido en agosto 2013 el presidente colombiano Santos, acostumbrado, en su mentalidad colonial, a concebir las concesiones en términos de la bondad del patrón. Al Consejo Europeo el razonamiento del mandatario ibérico le ha parecido sensato y ha avalado su pedido: excepto sorpresas, en los próximos meses el visado de turismo ya no debería ser una necesidad para nuestros vecinos.

Ecuador, Bolivia, Surinam y Guayana siguen siendo los únicos países de Sudamérica que necesitan visa para entrar a Europa.Para ellos entonces, ya nada de humillantes colas en las ventanillas de embajadas donde a menudo he visto  a oficiales diplomáticos gritar soberbiamente a gente humilde pero digna, tratarla como si fueran terroristas de la peor calaña, sin olvidar que los visados de turismo te duran como mucho algunos meses (por lo menos EE.UU. generalmente te da por varios años). Y obviamente si el visado es negado, el dinero del trámite se lo quedan ellos. ¿Lógico, no?

A Ecuador, en cambio, esa ventaja no ha sido otorgada, y junto a Bolivia, Surinam y Guayana  siguen siendo los únicos países de Sudamérica que necesitan visa para entrar a Europa. ¡Y eso que Ecuador ya no exporta migrantes, sino que generosamente los recibe! No puede tratarse más que de una decisión política: un bofetón para los que no se alinean, y una solapada caricia para los que se doblan. Uno tendría la tentación de insertar el tema en el debate que en estos días se está dando acerca del (im)posible TLC con Europa. Sería un error llevar el asunto a la mesa de negociación.

Si Ecuador ha tomado en serio la apuesta de la Unasur, es ese el sitio desde el cual la batalla tiene que ser conducida. ¿Acaso no se está luchando para la construcción de una ciudadanía sudamericana, aun con todas las dificultades, los retrasos y las difidencias recíprocas? De ser ese el futuro al cual se está apuntando, Ecuador debe conseguir que sea la Unasur la que pretenda que cualquier ciudadano sudamericano sea recibido sin visado en esa zona. He aquí una ocasión para hacer de la Unasur un verdadero agente político internacional, y no un simple foro de presidentes enojados entre sí.

Hasta mientras, es preciso pensar en medidas de retaliación por esta vergonzosa decisión. La reciprocidad no es una buena idea: además de afectar seriamente al turismo, negaría la política de puertas abiertas y ciudadanía universal implementada por el Gobierno.

La gente común no debe pagar por la estupidez de sus gobernantes. ¿Qué tal entonces demorar a propósito los visados para sus diplomáticos y hacerles la vida burocráticamente imposible?

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