Con estupor escuché que la vocera de la Unión Europea expresaba que los gobiernos de esa región están muy atentos al proceso judicial que se desarrolla entre el Presidente y un diario de nuestro país, para decidir acerca de los posibles acuerdos que pudieran suscribirse. Asombra que aún queden rezagos de la posición colonialista que muchos de los integrantes de la actual Unión tuvieron. Al parecer la historia no ha transcurrido para ellos y aún manejan lenguajes y actitudes imperiales propias del siglo XIX. En la misma óptica, Inglaterra señala que enviará más tropas a las islas Malvinas, que contra toda lógica quiere mantener como enclave.
Debilitada en grado sumo por la crisis que sacude sus cimientos, Europa ha perdido la brújula y no atina con el camino adecuado para superarla. Ello porque quienes ejercen el poder representan en líneas generales los intereses de las grandes transnacionales, especialmente de las financieras, para cuyo sostenimiento sacrifican el bienestar de sus pueblos. Las reuniones de Davos y Bruselas no presentan ningún planteamiento novedoso en procura de la reactivación económica y la creación de empleo. Mantienen el discurso neoliberal insistiendo en medidas de ajuste.
El pacto fiscal no busca otra cosa que mantener los déficits en cifras bajas e instan a todos los miembros de la Eurozona a observar estrictamente los acuerdos. Al hacerlo miran en dirección de Grecia, que claramente manifiesta que no podrá cumplir con sus compromisos y clama porque los bancos aprueben la rebaja del 50% de su deuda. La señora Merkel llegó a proponer la presencia de una suerte de inspector en el país helénico para que tutelara el programa ante lo cual el Gobierno griego y otros reaccionaron airadamente por lo que supondría una agresión a la soberanía de sus países.
Profundamente comprometidos con las políticas norteamericanas, hacen coro a las posiciones que en el ámbito internacional plantean los EE.UU. Sin un mínimo de independencia, los siguen en la condena a Siria y resuelven bloquear las compras de petróleo a Irán, sin que de por medio haya la comprobación del programa nuclear con fines bélicos que ellos dicen que ese país prepara. El mundo ve con terror cómo se queman etapas en esa vía a una conflagración general de la que no se sabe si sobrevivirá nuestra especie.
Es imprescindible que los “indignados” europeos, que representan al 99%, elijan gobiernos populares que rescaten a Europa de su laberinto.