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El Telégrafo

Eurocrisis

07 de junio de 2012

La crisis económica que atraviesa el mundo e impacta con más fuerza a los países desarrollados ha puesto sus aguijones en España. La ponzoña se concentra en Bankia, el cuarto banco español, que no soporta ya los 40 millones de dólares de activos tóxicos de los 223 mil millones de créditos morosos.

El presidente Rajoy continúa concentrado en sus políticas de recortes en los presupuestos de educación y salud, situación que junto a un nivel de desempleo que alcanza el 24,3% amenaza al pueblo español que luce al borde de un estallido social, como ocurrió en Grecia.

A esta difícil situación se agrega una fuga de capitales que aviva la idea de un “corralito” financiero en países como Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia. Esta es una de las consecuencias de los programas de liquidez desarrollados por el Banco Central Europeo, que han inyectado grandes sumas de dinero que luego se dan a la fuga ocasionando mayor daño a las economías de los países en problemas. Que Italia y España sean los países que encabezan la huida de capitales ayuda a entender la debilidad de sus economías y por qué se encaminan a una severa recesión.

Pero la economía española es dos veces más grande a la de Grecia, Irlanda y Portugal juntas. Y los bancos, con su enorme agujero de la burbuja inmobiliaria, son el verdadero cáncer de su crisis, por lo que necesitan cantidades de dinero cada vez mayores. Es el enorme hueco de la banca el gran problema financiero de España y el desafío que las autoridades se han negado a enfrentar. Por ello, estoy convencido de que Europa debe intervenir el sistema financiero español. Nada de ajustes pactados para rescatar a los bancos y empobrecer a la población. Que sean los banqueros los que paguen por una crisis forjada por la especulación financiera.

De igual manera, Italia, el otro grande europeo en serios problemas, tiene una economía un 50% mayor a la española. Entonces, cabe la pregunta: ¿Quién podrá rescatar a estos países? La verdad es que este es uno de los grandes misterios dado que nadie tiene una solución clara a la pesadilla financiera de Europa, que cada día adquiere más fuerza.

La creciente recesión está implicando una caída fuerte en el consumo, lo que retroalimenta la crisis hacia otras regiones por el descenso de la demanda global. No hay que olvidar que la Unión Europea representa la quinta parte de la economía mundial y como bloque es el mayor importador del mundo. Por eso la crisis europea traspasará las fronteras como una exportación poco usual y amenaza con sumergir al mundo en una nueva depresión económica. La crisis del desempleo masivo, cada vez más prolongado e irresoluto, es el elemento que está detrás de la caída del consumo y la demanda, porque todos los planes de rescate han sido para salvar a la banca, pero nada se ha hecho para reflotar el empleo. En consecuencia, tarde o temprano, los líderes del mundo deberán asumir que el desempleo es el problema central de la economía.

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