Publicidad

Ecuador, 23 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Estados burgueses y Estados populares

11 de junio de 2012

Más allá de futuras elecciones, el Ecuador y Latinoamérica se abren al debate, a pensar y hacer un nuevo tipo de organización social, de estructuras estatales acordes a los nuevos tiempos. Se dirá que este pensar en un nuevo tipo de sociedad como de Estado no es nuevo; sin embargo, ese pensar pasaba, principalmente, por discutir una serie de teorías o formulaciones conceptuales, fuertemente influenciadas por las doctrinas y teorías del Estado de corte anglo-germano. Sin embargo, los cambios que se producen en América Latina provienen de una praxis social muy compleja y única que, con todas las contradicciones y críticas, llevan a pensar en la urgencia de reestructurar el modelo de organización estatal que no pasa por tener solo una nueva Constitución sino por la condición ideológico-política del modelado institucional.

Es indiscutible que el modelo de Estado centrado en la dicotomía entre grupos sociales, clases, estratos, etc., ha sido el fundamento de una sociedad burguesa-hacendataria-rentista; la cual ha considerado a la nación como un sustrato secundario; y el efecto en las últimas décadas fue que la nación importaba o tenía más valor como espacio de relaciones mercantiles que como espacio de construcción de diversidades, identidades, culturas. En consecuencia, siempre ha existido una ruptura, fraccionamiento entre la sociedad y sus instituciones; permitiendo los mecanismos de continuidad de una dominación fuertemente estamental-tradicional.

Pero ahora América Latina se enfrenta al dilema de cómo continuar la profundización de cambios y transformaciones estructurales que está viviendo y coexistir con Estados no funcionales a la nación. Entonces surge la propuesta de instituir Estados populares. Dejando de lado los pobres y anémicos discursos reduccionistas, de clasificar todo lo opuesto a lo instituido como “populista”, los nuevos Estados populares deberían tener como centro a eso llamado pueblo, que es la gran parte constitutiva de la nación; sin embargo costará mucho comprender que la otra parte, minoritaria -todas las formas elitistas de dominación-, no estará dispuesta a popularizarse.

Surge la necesidad de comprender eso llamado nación en las especificidades históricas de Latinoamérica. Estos Estados populares deberán consolidar una nueva nación plurinacional. Disputar las relaciones de poder es disputar el campo de fuerzas de la dominación de las estructuras sociales e institucionales. Si las relaciones de poder se inclinan hacia lo popular-plurinacional, el Estado burgués tiende a tensionarse-fisurarse en sus núcleos de dominación: se agrieta, permitiendo la emergencia de un Estado popular. Su única vía es la consolidación de la cohesión social-popular. Quizás entre un Estado burgués y uno popular habrá una necesaria transición de un Estado para el desarrollo, donde el modelo republicano encuentre su límite y la Constitución no sea fetichizada.

Contenido externo patrocinado