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El Telégrafo
Juan Cárdenas Espinoza

Columnista invitado

Esta pobre democracia

Columnista invitado
28 de febrero de 2014

Curándose en salud, la derecha y sus socios mediáticos de la oposición amplificaron la cantaleta de que vivimos en dictadura, que no hay división de funciones, que todos obedecen a Correa, que no hay libertad de expresión, que no hay justicia, que el país está polarizado y dividido. Tenían listos los boletines para acusar de fraude al Gobierno. Para tal efecto, de antemano pusieron en entredicho a la Función Electoral con el cuento de que les parece sospechoso que su presidente mantenga relaciones cordiales con el Ejecutivo. Cada ladrón juzga por su condición…

Los resultados del domingo 23 de febrero fueron insospechables. Los electores decidieron, en ejercicio de una auténtica democracia participativa, a favor de quienes administrarán las provincias, cantones y parroquias. Los votos de todos los partidos y movimientos políticos estuvieron siempre garantizados por las manos limpias de una función especializada en organizar procesos transparentes e intachables, expuestos a la observación internacional. Poco después del cierre de urnas surgieron los resultados sin temor ni favor, proclamando fielmente lo que resolvió con su voto el soberano y garantizando su voluntad.

Nebot recibió un nuevo mandato en Guayaquil. Mauricio Rodas se alzó con la Alcaldía de Quito. Marcelo Cabrera vuelve a la Alcaldía de Cuenca. Todo sin sombra de duda, ni interferencias ni objeciones. El Presidente de la República y a la vez representante de Alianza
PAIS, con la sobriedad de un estadista, salió a reconocer a los elegidos en cuanto surgieron las cifras del conteo rápido, sin mezquindad ni odio, poniendo a la patria por delante y saludando la voluntad popular como el mecanismo para fortalecer nuestra institucionalidad. Hay algarabía en la derecha, tienen derecho.

No todos, claro; don Guillermo Lasso, con el triunfo seccional de Mauricio Rodas, perdió su condición de segundón a gran distancia de Correa, que logró en las presidenciales del año pasado. Lo de fondo es que el Presidente conserva el 83% de aceptación a nivel nacional. Que no la endosó a todos los candidatos de la 35, en especial a alcaldes en las tres grandes ciudades es otra cosa; pero conserva numerosas prefecturas, entre ellas Pichincha y Guayas y alcaldías en toda la geografía ecuatoriana. Mientras tanto y en voz baja se abre el debate sobre su reelección, sin que nadie pueda objetar, mucho peor Nebot.

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