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El Telégrafo
Simón Valdivieso V

Esos no mueren…

25 de marzo de 2022

Esos no mueren en la cama.  Es una vieja sentencian de raigambre popular universal aplicable a lo que estamos viviendo en el mundo desde el 24 de febrero; fecha que se inscribe en los anales de la historia de los actos de barbarie del Siglo 21.

Y es que el adagio le cae como anillo al dedo a Putin el rostro visible de la guerra entre Rusia y Ucrania, aunque escribiendo con propiedad, diríamos de la invasión de ese  monstruo bélico histórico a un pequeño país,  cuyos habitantes están sufriendo los efectos de la intromisión y ruptura de la paz, que es patrimonio del ser humano, pero además hacen sufrir al mundo porque la violencia  destruye, pues como alguien dijo en otro momento,  la violencia es un veneno que debe utilizarse con precaución.

Si la memoria no me falla creo que fue Maquiavelo aquel que dijo que la naturaleza humana por regla general es egoísta, agresiva y ambiciosa. Y pensando en voz alta diríamos que Putin es digno hijo de esa naturaleza humana que en pleno siglo 21 es la excepción porque en él se enrostra la grotesca e histriónica imagen del tirano, de tal suerte que la creatividad humana en las redes sociales no se ha hecho esperar y se ha caricaturizado de tal manera que lo asimilan a Hitler y los horrores del siglo 20 contra el pueblo judío.

En Putin se ve reflejado el retrato del tirano de siempre cuyos caracteres son palabras más palabras menos: militarista, agobiado por el delirio de poder, cínico y sanguinario, de mentalidad primitiva e infantil, de personalidad megalómana, rodeado de su corte de incondicionales  y sabuesos, proclives a negociar con su desvaída conciencia; porque como dijo un ciudadano ruso la guerra no es nuestra, digo yo, es del sanguinario.

De la mano del Derecho Internacional Humanitario las acciones rusas  en territorio ucraniano son conductas delictivas porque los ataques se han realizado a personas y bienes protegidos por  los Convenios de Ginebra como son la población civil,  periodistas, edificios dedicados a la educación, así como los hospitales y otros lugares en que se agrupa a enfermos y heridos; y  los que son parte del patrimonio histórico, cultural o ambiental, entre otros, por lo que Putin a la cabeza y sus generales deben ser juzgados por la Corte Penal Internacional.

Ergo, Vladimir Putin es un criminal de guerra desde el punto de vista del Derecho Internacional. De ahí que la declaración del presidente Joe Biden es acertada aunque también cuestionada.  Y claro el problema radica en el hecho de que Putin ni sus soldados no podrían ser juzgados porque Rusia no reconoce la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. Y para concluir, si revisamos las páginas de la historia nos hemos de encontrar que tiranos y criminales como Hitler, Mussolini, Somoza, no han muerto en una cama. Putin no será la excepción de seguro.

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