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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

Es urgente democratizar la comunicación

14 de julio de 2014

El Ecuador, hoy más que nunca, necesita democratizar la comunicación. La ciudadanía debe apropiarse de la misma como lo que es: un derecho. Bien pueden cambiar la matriz energética y la matriz productiva, pero si no avanzamos en procesos para cambiar la matriz de comunicación aún estaremos a merced de las élites tradicionales y sus contenidos ideológicos, que lo que buscan es que las estructuras de la sociedad no cambien. Incluso hay sectores que se dicen progresistas, hasta de izquierda y que solo buscan que sus voces sean escuchadas y, peor aún, reclaman ser los portavoces de lo que denominan una ‘real transformación’.

Si pensamos en comunicación debemos pensarla para el desarrollo, es decir, una comunicación que convoque a la discusión política, económica, cultural y que no sea reducida a simple transmisión de datos o peor aún en marketing o relaciones públicas. La comunicación para el desarrollo implica elevar la conciencia social y motivar a que la población se organice y debata el pasado, el presente y el futuro. Entonces, si la comunicación no está reducida a solo información lo que encontramos es que el mundo como tal es un complejo proceso comunicacional que continuamente nos constituye en personas, en seres humanos; pero sobre todo que hace que no perdamos la sensibilidad frente a la opresión, la miseria, la exclusión, el racismo, sino que los denunciemos continuamente.

Si queremos dejar de ser un país primario exportador y convertirnos en una sociedad de conocimientos infinitos para el Buen Vivir, requerimos disputar las fuentes tradicionales de información. Necesitamos avanzar con más fuerza en la distribución de frecuencias para que la comunicación pública, la comunicación comunitaria, tenga una presencia fuerte y busque la transformación social. Si se promulga que el ser humano debe estar por sobre el capital, eso implica superar la visión esquemática de la política como marketing e ir a una comunicación desde las estructuras básicas de la organización social hasta todos los niveles de institucionalidad del Estado. Quiere decir que se debe fomentar la reflexión, el diálogo con más espacios públicos para el debate y la discusión desde visiones de la diversidad, lo diferente, la plurinacionalidad y la interculturalidad; eso sí, que no lleven a visiones milenaristas que no abren la palabra sino que la cierran.

El capitalismo contemporáneo no busca para nada la expansión de la esfera social, de los ciudadanos, sino solo hacer de ellos, dispositivos de consumo permanente. Por eso debemos ser más activos políticamente para disputar las estructuras de la dominación y esto solo se logra siendo orgánicos.

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