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El Telégrafo
Fabrizio Reyes De Luca

Es tiempo de fortalecer a la familia

18 de diciembre de 2014

El mes de diciembre es un tiempo propicio para que todos tomemos conciencia de la situación de nuestras familias y de los planes futuros a realizar en ellas a fin que, efectivamente, este núcleo de la sociedad sea cuidado por todos.

La institución familiar es el pilar fundamental para la construcción de la sociedad. Es oportuna la ocasión para recapitular y analizar la situación actual de este pilar. Hoy las familias del mundo pasan por una crisis interna que se registra en el tejido social. Es el deber de estas educar y crear espacios de convivencia que estimulen la formación de individuos íntegros que aporten perfiles aceptables para el progreso de cada nación.

Es necesario fortalecer los lazos de unión de las parejas, estar conscientes y seguros de que juntos pueden emprender un camino en el que se enfrentarán a las vicisitudes de la vida, siendo capaces de formar y educar seres vivos independientes, fuertes, con deseos de superación, con valores humanos y espirituales que contribuyan a edificar una sociedad más humanista.

Desgraciadamente, vivimos en una sociedad que, amparada en un concepto de libertinaje y de modernidad, atenta contra la familia, dañando las raíces y pilares de esta institución. Cuando el concepto original de familia es transformado y aparecen extrañas concepciones de familia refrendadas, incluso, en determinadas leyes, en consecuencia, tendremos una deformación de la misma; y sus componentes principales, como son el padre, la madre y los hijos, sufrirán una desnaturalización convirtiéndose en algo sin identidad.

Es un deber de la humanidad mantener las bases de la familia, de tal manera que tengamos unos fundamentos familiares que no sean quebradizos ni efímeros, sino sólidos y permanentes. De la misma manera que no se pueden violar los derechos que corresponden a la identidad de la persona, tampoco se pueden violar los derechos que corresponden a la identidad de la familia.

Necesitamos tener matrimonios donde los cónyuges se preocupen eficientemente por el bienestar del otro, donde los hijos reciban los principios que mantendrán durante toda su vida, con unos padres que se sientan orgullosos por el testimonio que dan a sus hijos.

Esos seres que siempre permanecen ahí, en el interior de cada hogar, en nuestro entorno, que velan por nuestro crecimiento, bienestar y desarrollo integral forman la familia, la columna vertebral fuerte que sostiene a cada ser humano.

Todos lo sienten como algo importante y clave, y cuando se presentan los problemas, debemos repetirlo continuamente: cuando se quiere encontrar soluciones a las dificultades, siempre se recurre como instancia final a la familia, lo cual ha sido así desde siempre. Aunque tengamos nuevas situaciones familiares, con nuevas circunstancias que envuelven la vida de la familia, hemos de reafirmar que sin ella, sin la primera célula de la sociedad, los pueblos no avanzan, los países no progresan y, si la familia se destruye, se aniquilan las naciones.

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