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El Telégrafo

Era de estafas

19 de julio de 2012

Una vez más, la banca no es la inocente paloma que muchos nos quieren hacer creer. Esta vez, la acusación viene de la Comisión de Competencia de Suiza, que ha detectado que la tasa Libor (acrónimo de London Interbank Offered Rate), o tasa interbancaria de oferta de Londres, ha sido objeto de manipulación por parte de los grandes bancos del mundo.

Esta tasa es uno de los puntos de referencia centrales del sistema financiero, y es la tasa a la cual los bancos prestan dinero a otros bancos. Junto a ser usada para fijar las tasas de interés de contratos en derivados financieros, la tasa Libor también influye en las hipotecas, los préstamos y las tarjetas de crédito.

De acuerdo a las investigaciones realizadas por el FBI, los principales bancos del orbe se beneficiaron de la manipulación de dicha tasa en su propio beneficio. Una estimación conservadora indica que cerca de 550 billones de dólares en bonos y derivados están vinculados a esta tasa, lo que representa casi 10 veces el PIB mundial.

Este nivel de corrupción es realmente indignante y lo que se debe tener en cuenta es que esas maniobras afectaron a todos: desde las empresas que fueron obligadas a ir a la quiebra por no resistir el pago de intereses, los fondos de pensiones que han jugado a la ruleta rusa con el ahorro de sus clientes, hasta quienes no pudieron seguir pagando la  hipoteca por un súbito aumento de sus cuotas.

El Departamento de Justicia de EE.UU. está preparando una querella criminal en contra de los grandes bancos y los individuos que estuvieron detrás de la manipulación de las tasas de interés, mientras muchos clientes e inversionistas privados preparan demandas individuales.

En conjunto, las multas e indemnizaciones para las acciones civiles y penales podrían costar a la banca una suma de cientos de miles de millones de dólares, lo que significará el más duro golpe al sistema financiero actual. Estas investigaciones iniciales demuestran que el mal manejo de los banqueros aceleró el proceso de la crisis y tuvo influencia en los mercados inmobiliarios y financieros.

Mucho tiempo tomará determinar el nivel de ingresos fraudulentos por la vía de las hipotecas, los préstamos de consumo, los bonos de deuda pública o los canjes de seguros, valores que fueron objeto de manipulación por banqueros inescrupulosos que hicieron de la usura su principal modo de vida.  

Las dos primeras décadas de este siglo se conocerán en la historia de la humanidad como la era de las estafas. En los últimos años los banqueros se robaron nuestros sueños, ahorros, casas y otros bienes materiales. Desaparecieron los fondos de pensiones de los jubilados e hipotecaron el futuro de las familias con créditos impagables.

Empujaron a todo el sistema financiero a la bancarrota y nos quitaron trillones de dólares a los contribuyentes para “rescatarlos” de la quiebra. En conclusión, los banqueros disfrutan hoy de la misma impunidad que ayer estuvo reservada a los dictadores.

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