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El Telégrafo
Ilitch Verduga Vélez

Enfoques de las relaciones internacionales

10 de julio de 2015

Las escuelas de pensamiento más influyentes, referentes en la política extranjera de las naciones y a los vínculos con sus pares; gobiernos y pueblos, son muy antiguas, y han entregado a lo largo de milenios conclusiones propias y sugerencias respecto al manejo de los asuntos universales. Con la visita de Francisco, el ‘Papa de las gentes’, reiteramos el criterio de una nueva diplomacia que sustituya en la mayoría de los casos a las antiguas formas de política exterior que en Ecuador, gracias a Ricardo Patiño, han sucumbido frente a los vientos huracanados de esos cambios.

En la actualidad subsiste aún la llamada escuela realista, que considera que la dinámica de los ejercicios de entendimientos, de articulación de la alta política internacional, corresponde a zonas opulentas y, por tanto, se sostiene en el criterio de la lucha de poderes, cuyos protagonistas son pocos y únicos en el sistema mundial. Empero, principios y postulados con cierta permanencia estática en el tiempo de esta escuela de pensamiento, en los últimos años, han mostrado errores e inconsistencias, frente a la génesis de nuevos centros de poderío en los dos hemisferios, en los que están zonas con grandes recursos estratégicos, sustento científico tecnológico militar compatibles que no solo cambia la geopolítica del Orbe -que hasta hace poco se ajustaba a los mandatos de Occidente-, sino que muestra la mudanza de ejes de potestad económica hacia otras regiones de Asia, Latinoamérica, África. La creación de estructuras integradoras de unidad, transcontinentales: el Brics; y otros como Celac, Unasur y Mercosur, solventa vías disimiles de desarrollo con fines distintos a los del G-7 -ahora disminuido con la salida de Rusia- y ratificados en su última cumbre.

El desmoronamiento del campo socialista europeo y el desmembramiento de territorios, como sucedió en Yugoslavia y en la desaparecida Unión Soviética, establecieron redefiniciones del papel del Estado en esas latitudes; también sucede en la actualidad en otros lugares de la geografía del Viejo Continente, donde existía languidez del rol de los gobiernos en tanto eran regímenes viles y corruptos y, por tanto, en lo externo, están sometidos a las decisiones de otros actores, el caso emblemático de Grecia, parte de la UE, aquella que conduce parte de la economía del planeta, es paradigmático. De igual modo, en las décadas perdidas, cuando el neoliberalismo era deidad en América de líderes derechistas y sumos sacerdotes del FMI, de la banca usurera local y foránea orientaban  las finanzas de estos lares, con recetas que ya nadie en sano juicio aceptaría sin rubor.

En consecuencia, el ejercicio de políticas estatales en el entorno internacional ya no solo pueden ser -siendo muy importantes- las relaciones diplomáticas entre países y bloques, también debe estar el análisis y reflexión de los términos de foros mundiales. ONU, Davos el Foro Social Mundial. El pulso de la agenda de las cancillerías de América Latina marca esas exigencias, relevantes e influyente surgidas ideológicamente de la Carta de Jamaica escrita hace 2 siglos por Bolívar. El marco de la crisis mundial demandante y cambiante ha sido interpretado correctamente por Rafael Correa, en el conclave Celac-UE, ubicando a la Patria Grande en el horizonte de suelos ligados al cambio en todos los ámbitos con soluciones adecuadas.

Las conspiraciones en marcha, en contra de nuestras repúblicas y cuyos hechores son las trasnacionales y sus agentes, el crimen organizado y la mediocracia  global, serán derrotadas por nuestros pueblos. No pasarán los que atenten contra la dignidad y soberanía latinoamericana y la defensa de sus legítimos intereses. (O)

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