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El Telégrafo

Encuentro con Luisa

12 de octubre de 2012

Una guapa jovencita tomaba del hombro a una señora. Me acerqué y pregunté si disponían de unos minutos para conversar. Muy amablemente aceptaron. El diálogo fluyó con miradas que nacen en el corazón, llegan al alma  y allí se quedan…

Luisa Gutiérrez L. tiene hoy 23 años. Nació prematuramente. Fue sometida a un tratamiento de fototerapia que quemó sus retinas.

Asistió a la Escuela Municipal de Ciegos 4 de Enero. Posteriormente fue al colegio José Pino Icaza. “Fue difícil adaptarme. El colegio no disponía de materiales de estudio con el sistema braille. Opté por retirarme en décimo”.

Luisa concurrió a una reunión convocada por la Senplades, en la que les entregaron el Plan Nacional del Buen Vivir con escritura braille. 

Luisita comentó: “Agradezco a los señores Presidente y Vicepresidente de la República, porque se están preocupando por nosotros. Han tendido puentes que ahora nos permiten caminar por el mundo del trabajo y del estudio”.

“Asistí a cursos gratuitos en el Secap. Nos enseñaron cómo aplicar el sistema JAWS, que permite escuchar lo que se visualiza en la pantalla. Con esta herramienta, los no videntes podemos hacer uso de Internet y de muchos programas que ahora están a nuestro alcance”.

Las y los no videntes están leyendo con mucho interés el documento de la Senplades. En efecto, los dedos de Luisa se deslizan veloces: “El Buen Vivir es la satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte dignas, el amar y ser amado, y el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas.

El Buen Vivir implica tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno —visto como un ser humano universal y particular a la vez— valora  como objetivo de vida deseable (tanto material como subjetivamente, y sin producir ningún tipo de dominación a un otro).

Nuestro concepto de Buen Vivir nos obliga a reconstruir lo público para reconocernos, comprendernos y valorarnos unos a otros —entre diversos pero iguales— a fin de que prospere la posibilidad de reciprocidad y mutuo reconocimiento, y con ello posibilitar la autorrealización y la construcción de un porvenir social compartido”. 

A Luisita –bien informada como está– le llegó la esperanza de días mejores en este nuevo Ecuador de la solidaridad, de la inclusión, de la igualdad de oportunidades. En este nuevo Ecuador que construye diariamente el socialismo del Buen Vivir.

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