Así como dicen los deportistas aficionados antes de comenzar una carrera: "! En sus marcas… listos… ya!", en la vida de los políticos (aficionados, profesionales, optimistas y fracasados) el calendario electoral les dijo: !ya! para que inscriban las candidaturas a presidente, vicepresidente y asambleístas y los pusieron a correr.
Solo que, de entrada, algunos se tropezaron, como el caso del binomio Lasso-Tituaña, que se puede estar cayendo, o por lo menos resbalando, por la desesperada ambición de Auky que quiso ascender en el escalafón de los derrotados: de asambleísta por Pachakutik a vicepresidente de CREO… y la mayoría de los ecuatorianos creemos que será un total fracaso.
Otro que fracasa de entrada es Abdalá Bucaram, que no ha querido retornar al país a frentear los juicios de peculado, pero que sí está dispuesto a sacrificarse una segunda vez para ver si llega a la presidencia de la que fue despojado por un delito inventado por él, que se llamó "vergüenza nacional".
Entre frustraciones y tropezones la carrera por llegar a obtener el respaldo mayoritario que les permita asumir en el 2013 el mandato popular, ha comenzado, están lanzadas las candidaturas y tenemos tres meses de plazo para llegar a las urnas atiborrados de promesas y ofertas de campaña.
La credibilidad se va a poner a prueba y comenzará la interrogante en cada cerebro, en cada corazón y en cada bolsillo de los votantes ecuatorianos para seleccionar su destino.
Esta vez la selección del candidato a vicepresidente ha sido la interrogante mayor, puesto que precandidatos para la presidencia abundaron a porfía.
En los vice, la pregunta central es, por ejemplo en el caso de "don" Guillermo Laso: ¿y si gana y algo le pasa en el camino, nos quedaremos con Auki de presidente?
Otra pregunta que aterra a algunos de supuesta izquierda sobre qué van a hacer en caso de que haya segunda vuelta: ¿a cuánto llega el odio contra Correa, como para votar por fulano o zutano?
Y para disfrutar el resultado de la carrera que ha comenzado con varios competidores, vale preguntar, pues está "prohibido olvidar", ¿qué se hicieron personajes vociferantes como Carlos Vera, Montúfar y otras hierbas que amenazaban que participarían en la contienda?
Lo mismo pasa con unos cuantos desertores que llegaron a tener una cuota de poder arrimados al paraguas de Correa, y llegaron a ser ministros (Larrea) o asambleístas (Rodríguez) y ahora no son nada, absolutamente nada y no llegan ni al grado de precandidatos, sino de simples espectadores.
Todos ellos se derrumbaron antes de que se oyera: "!en sus marcas… listos… ¡ya!…".