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El Telégrafo

En la recta final

04 de octubre de 2012

Ya es tradición que, el día de las elecciones, integrantes de los comandos chavistas se levanten antes de que amanezca para invitar a la gente, con megáfono a bordo de camiones y música a todo volumen, a votar por el presidente Chávez en recorridos que hacen en Caracas. Si eso no es suficiente, miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela tienen a su alcance listas de miles de seguidores, a quienes llaman para estar seguros de que salgan a sufragar este domingo.

Tanto Chávez, que busca su tercera reelección presidencial, como el candidato opositor Henrique Capriles, cifran sus esperanzas en más de 200.000 personas que trabajarán para ambas campañas como testigos electorales y promotores del voto en unos comicios caracterizados por una paridad en las maquinarias electorales. El sábado pasado estuvo marcado por un brote de violencia, cuando 3 seguidores de Capriles murieron a tiros -según denunció la coalición opositora a Chávez- realizados por simpatizantes del oficialismo. Sin embargo, el Gobierno trató de desmarcarse de estos hechos anunciando el rápido arresto de los presuntos autores.

La campaña electoral ha pasado por momentos de cierta crispación, sobre todo desde que el oficialismo se lanzó a divulgar la carta del miedo a los recortes sociales que supuestamente vendrían en caso de una victoria opositora.
Aunque por estos días, en los dos se denota un cambio de estrategia a la hora de presentarse ante la gente, de lo que dicen, poco hay de nuevo más allá de la insistencia de Capriles por organizar un debate, de la que ya parece haber desistido. En tanto que el supuesto asalto final anunciado por el presidente ha consistido en realidad en moderar la duración de sus discursos, que en las últimas ocasiones no han superado los 60 minutos. No obstante, el contenido es prácticamente el mismo de sus campañas anteriores.  

Por otro lado, la cuestión de las encuestas, como casi todo lo que tiene que ver con la campaña, no está exenta de controversia, sobre todo por lo disímiles de sus proyecciones. En lo único en que coinciden la mayoría de las encuestadoras es en que Chávez mantiene sus números y es Capriles, tal vez, el que ha avanzado y recortado la ventaja que le llevaba el presidente. De las 7 encuestas más relevantes, 2 dan el triunfo al actual presidente, 3 le dan cierto margen a su favor y 2 plantean un escenario también ajustado a favor del candidato Capriles. Para algunos analistas, esto es una especie de constatación empírica del “voto oculto” que está por emerger el día de las elecciones.

Como corolario, pienso que la respuesta unánime de chavistas, opositores y las aparentemente neutrales gira en torno a la necesidad de hacer algo para detener la inseguridad. Luego, en función del color político de una sociedad polarizada, se escuchan frases como que es necesario atender más a los pobres o que son necesarias mayores libertades económicas y el fortalecimiento de la seguridad jurídica.

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