La base de la estabilidad alimentaria del país está proporcionada por el aprovechamiento de los recursos naturales renovables: suelo y agua por los pequeños productores, los cuales, incluso en situaciones críticas, han mantenido su oferta de alimentos al alcance de los sectores vulnerables de nuestra sociedad y por falta de apoyo van disminuyendo para trasladarse a la ciudad en busca de mejores oportunidades de vida.
El desarrollo agrícola de nuestro país, iniciado en los años cincuenta y consolidado en los sesenta ha puesto en relieve y acentuado las diferencias tecnológicas entre los exportadores de productos agrícolas y los pequeños productores, dicotomía que hasta el momento no ha sido superada entre el desarrollo alcanzado por las empresas productoras de exportación y las limitaciones que anuncian la extinción de los productores tradicionales.
El crecimiento de la producción agrícola, resultado de la investigación y tecnificación, así como la capacitación de nuestros técnicos, se orienta a la producción exógena solucionando los problemas de los productos de exportación. Y si bien la agricultura tradicional del pequeño productor tuvo un acceso tangencial a los resultados de la llamada “Revolución Verde”, que aumentó notablemente la productividad (incremento de la producción por unidad de superficie), para obtener los resultados esperados dependía del paquete tecnológico generado en el exterior por los países industrializados, los cuales, por su costo, no han sido sostenibles financieramente por la economía del pequeño productor, además de ser ambientalmente contaminantes.
Distorsiones en lo que corresponde a la disponibilidad del suelo y el agua no han sido resueltas para los pequeños productores (a los cuales se les reconoce la importancia que tienen en la seguridad alimentaria) que representan el 84% de las unidades de producción (UPA) y tienen solamente el 20% de la superficie en producción.
En lo que respecta al riego, no contamos con información especializada actualizada, pero podemos inferir que la superficie en riego dominada por los pequeños productores no llega al 2,5 a las superficies de las UPA.
Los indicados valores sugieren la urgencia de mejorar las condiciones de producción para evitar el éxodo de los campesinos a los centros poblados.