La Academia de Historia del Ecuador, a pesar de ser Nacional, ha estado prácticamente confinada a tres ciudades. De ahí que, bajo la actual dirección del historiador Jorge Núñez Sánchez, se esté rescatando su autenticidad. Después de un riguroso examen de candidaturas de todas las provincias, se han ido incorporando investigadores de la historia en la Amazonía, Carchi, Cotopaxi, Esmeraldas, Guayas, Imbabura, Manabí, Pichincha, Tungurahua.
El 14 de febrero, en el marco de un Simposio de Historia de Manabí, se incorporaron en la universidad San Gregorio de Portoviejo la doctora Emma Libertad Regalado, quien disertó sobre Indigenismo e identidad en Manabí; Carlos Alberto Zambrano, doctor en sociología, con una ponencia sobre la segunda revolución industrial europea, el valle de Chone y el cacao; y los médicos Alfredo Cedeño Delgado y Neftalí Eugenio Sancho de la Torre, quienes presentaron sus investigaciones, respectivamente, sobre El ejercicio de la medicina en la Cultura Manteña y La salud y la enfermedad en la cerámica aborigen de Manabí, o sea desde la información que facilitan las figuras antropomorfas iconográficas.
Todos ellos dieron su testimonio sobre su compromiso con la historia y entraron a conformar el Capítulo Manabí, que instauró la Academia Nacional de Historia bajo la dirección del abogado e historiador Ramiro Molina Cedeño.
El compromiso de los recipiendarios con la historia es una exigencia a la que la Academia dará especial atención a ejemplo de su fundador, monseñor González Suárez, cuyo concepto histórico está patente a lo largo de la investigación, de la estructura intelectual y hasta de la redacción de los múltiples aspectos en los que interroga al pasado, como sostiene Carlos de la Torre Reyes (1928-1996).
Otro empeño de la Academia es impulsar la investigación histórica en todos los ámbitos de la cultura, vinculando historiadores que cultiven las diversas disciplinas históricas. A este respecto, se está organizando un Simposio de Historia de la Ciencia y del Pensamiento Científico en Ecuador, con la activa cooperación de un grupo de científicos.
Además, se está incrementando la participación de la mujer, impulsando la historia de los afroecuatorianos, del sindicalismo, de los movimientos populares y el reconocimiento a los pueblos indígenas.
Se instaurará, en fin, un nuevo hito académico, anclado en el carácter científico, laico y democrático, abierto a la verdad, respetuoso de las opiniones contrarias y ajeno, por lo tanto, a banderías políticas, filiaciones religiosas, intereses locales o aspiraciones individuales.