El Gobierno se ha sentado con los empresarios a trazar una hoja de ruta que apalanque el modelo de desarrollo, meta que no solamente busca el aumento de la productividad sino promover la lucha contra la pobreza.
Ha sido fundamental que los empresarios hayan entendido que el Gobierno les ha dado las herramientas necesarias a través de la creación de la competitividad sistémica, con puertos, aeropuertos y la construcción de un sistema vial que permite un flujo eficiente de productos, y para 2016 habrá un cambio en la matriz energética, que tiene una incidencia positiva en la estructura de costos del sector productivo.
Es evidente que un país con una economía dolarizada, poniendo las cosas en orden y donde aún hay altos indicadores de inequidad y pobreza, requiere incentivar la inversión privada para transformarla en motor de la economía y crecer en productividad, ya que ello aumenta la demanda de empleo que mejora la ocupación plena.
La suma de estos factores aumenta la base imponible permitiendo incrementar la recaudación de impuestos, que dentro de una estrategia integral se traduce en la redistribución equitativa de riqueza.
Para esto hay que vencer ciertas barreras y temores por parte de empresarios y trabajadores. Creo que se están dando pasos importantes en este sentido, lo que se refleja en que el Gobierno, a través de su Ministra de Industria, ha indicado que al haberse logrado una serie de resultados trazados, de acá en adelante entraríamos a una estabilidad en cuanto a las reglas del juego en materia de inversión privada.
Así también ha manifestado la decisión política de llegar a acuerdos con los mercados de la UE, lo que sin duda dará un mensaje positivo al sector empresarial. Otra barrera que tendrá que vencer el país es la del atraso en el desarrollo tecnológico, y si bien este es un proceso de mediano y largo plazo, el país está dando pasos importantes en estrategias para atraer inversión extranjera, pero con transferencia de tecnología.
Ahora el reto será para empresarios y trabajadores, los primeros deben sacudirse los temores ideológicos y entender que el Gobierno está cumpliendo con su parte y que se está trabajando en mejorar el clima de inversión, y los trabajadores comprender que la estabilidad laboral no se fundamenta solamente en el cheque de pago sino en la eficiencia y productividad de su gestión.
Cuando entendamos que cada uno juega un rol importante en esta ecuación, entonces tendremos una eficaz articulación pública-privada para el desarrollo del Ecuador.