Miles de árboles cada día que son convertidos en rústicos cajones de madera donde transportamos a los mercados de casi todo el país, las verduras y frutas que consumimos. Nuestros bosques nublados son talados cada día y convertidos en ásperas tablillas que cortan y maltratan los alimentos permitiendo su contaminación, a más de que muchos terminan expendidos en el suelo a merced del polvo y el viento, lo que a su vez aumenta el contagio de enfermedades y es un peso fuerte en el presupuesto estatal de salud.
Exhibimos bisutería barata en vitrinas de vidrio y aún vemos que las ferias de fines de semana en poblaciones pequeñas o ciudades medianas, son una trágica constatación de lo rudimentario que es nuestro sistema de comercialización de producción agrícola, razón fundamental de la pobreza de nuestros campesinos, que al vender sus productos con un poco menos de tierra que como los cosecharon, es poco el valor agregado que les dan y bajos los precios que reciben.
Pedirles que mejoren su método de traslado a los mercados, su exhibición y venta al consumidor final, aun es un imposible, si no tienen los insumos ni la tecnología para que sus productos vengan desde el campo limpios, empaquetados y en muchos casos precocidos, lo que aumentaría su valor y los ingresos al productor campesino, en tanto ahorraría tiempo al apurado consumidor citadino, que a estas alturas de la tecnología, debe estar lavando las vainitas, cortándoles las puntas y picándolas para cocerlas y hacerlas ensalada, que con tanto trabajo de por medio se torna prohibitiva o nos induce a ir al supermercado que monopoliza y nos distancia de una economía solidaria y popular.
El empaquetamiento de productos no es necesariamente un proceso industrial ni de largo plazo, en nuestras ciudades grandes, se ven ejemplos de productos perecibles de 1 a 7 días, que se venden empaquetados artesanalmente al consumidor. Son indicios, pero falta la tecnología que garantice la calidad y seguridad.
Importar maquinaria pequeña y accesible que permita empaquetar nuestros productos campesinos, agregarles valor, mejorar las condiciones sanitarias, ahorrar en gastos de salud estatal y privada, es posible si se impulsan los incentivos que encajen con el cambio de la matriz productiva y empecemos a mecanizar con tecnología accesible, la comercialización agrícola que permita mayores ingresos al campesino, aumentar la diversificación de sus procesos y productos para ampliar la oferta al consumidor de la ciudad con productos preelaborados.