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El Telégrafo

Embrutecidos por Chevron

22 de noviembre de 2013

Alguna vez el fallecido expresidente Carlos Julio Arosemena, refiriéndose a la evidente corrupción de algunos altos funcionarios del régimen del cuarto velasquismo, exclamó una frase lapidaria: “Enloquecidos ante la perspectiva de dinero”. Todos sabíamos a quiénes mencionaba Arosemena Monroy, pero como vivíamos tiempos de impunidad, esta denuncia quedó suspendida en el accionar anecdótico del folclore partidario. Hoy evoco este hecho insólito, porque la circunstancia lo amerita, en el caso Chevron, la ex-Texaco, condenada por la justicia ecuatoriana -sentencia en firme- al pago de una indemnización fundamental, por la devastación de nuestra región oriental -parte del ecosistema amazónico, pulmón del planeta-, ha puesto al descubierto la antipatria, el servilismo de sujetos dependientes de los estipendios de los monopolios.

Y es que unos cuantos habitantes de esta tierra han manifestado su pública voluntad de testimoniar y pronunciarse a favor del consorcio de marras, y en contra de su propio país. En el juicio que se ventila en una corte federal de EE.UU., el llamado caso RICO, sigla que en idioma inglés designa investigaciones sobre organizaciones criminales y sus cómplices, como deponentes o expertos, para deslegitimar el veredicto de los magistrados ecuatorianos y acusar de extorsión a nuestros compatriotas, se encuentran convocados personajes y personajillos que no son simples mortales, en Ecuador ocuparon altos puestos en la administración de justicia y en gobiernos corruptos.

Está aquel juez que desde su situación privilegiada de vivir en la misma entraña de sus protectores -y en relación de dependencia laboral con la empresa- es el testigo estrella de Chevron, para echar lodo sobre la sentencia de las cortes provinciales y nacionales. Y otros que aquí, desde bufetes, fungen como jurisperitos cuyos informes de sesgo político puedan ser sustento para que el togado Kaplan, acorde con la ley anglosajona, el precedente jurisprudencial, solvente una decisión vinculante, acusando a los osados amazónicos de faltas, con penas aflictivas, tales como las utilizadas contra la mafia desde la década de los cincuenta. Y entonces la injusticia y la arbitrariedad contra los inmolados por la polución no remediada en nuestra selva, causante de tantas muertes y daños a la naturaleza, se habrá consumado; y Chevron, mostrando su cinismo y desparpajo, podrá salirse con la suya, con su nada sutil inmoralidad.

Sin embargo, el mensaje perdurable de los pueblos del mundo se está dejando escuchar, con la expresión vigorosa de indignación y de ternura, con furia santa en oposición a la transnacional abusiva, en el lenguaje puro de la rebeldía y con el amor a nuestra nación, por su entereza y coraje.

La lucha a favor de la justicia une a la gente honrada del orbe, la palabra luminosa y dolida de las víctimas vale más que el oro imperial y la vacuidad de sujetos absortos en la concupiscencia de caudales y de poder. La patria finalmente vencerá, con el hálito visible de la razón y la verdad, y el apoyo del mundo.

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