Dijeron unos chamanes que los pueblos tienen cada 100 años una nueva oportunidad de cambiar. Parece que la profecía se cumple para el Ecuador. Hace 2 años celebrábamos los 200 años del Primer Grito en Quito de la Independencia latinoamericana. Y este año conmemoramos 100 años de la Hoguera Bárbara que quiso poner fin a la Revolución Alfarista.
Ahora se reconoce al “Viejo Luchador”, que fue el general Eloy Alfaro, como el eterno luchador. De la misma manera que monseñor Leonidas Proaño, cuyos 100 años de su nacimiento se celebraron en 2010, es un referente nacional y latinoamericano, también lo es Eloy Alfaro. Lo dijo el mismo Jesús: “Vendrán del Oriente y del Occidente para participar del Reino de Dios”.
Señalemos 4 hitos de la Revolución Alfarista. Primero, la escuela gratuita para los pobres y los indígenas a fin de que se comience a cumplir su derecho a leer y escribir. Segundo, la promoción de las mujeres que llegaron a entrar a la universidad, como Matilde Hidalgo, que tuvieron derecho al voto y que participaron en altos cargos en el Ejército. En tercer lugar está el protagonismo de los pobres, en particular los montubios y los negros, que apoyaron a Alfaro en su gesta libertaria. En 4º lugar viene la reforma agraria, que permitiría a los indígenas levantar cabeza frente al acaparamiento de los voraces terratenientes de aquella época.
Hoy la Constitución del Ecuador nos ofrece la posibilidad de emprender un nuevo cambio revolucionario. No se trata de quedarnos en recordar el pasado o de apagar la Hoguera Bárbara: “¡Sobre el muerto, el llanto!”. Se trata de prender otra hoguera que, por una parte, queme la maldad que nos agobia y nos destruye y, por otra, abra nuevos caminos de dignidad para nuestro país y para la Patria Grande.
La Iglesia de los Pobres nos sentimos comprometidos en esta tarea encabezada por Eloy Alfaro y monseñor Leonidas Proaño: no solo limpiar a la Iglesia de su complicidad en el asesinato del General, sino colaborar en proyectos económicos, políticos, sociales, pluriculturales y religiosos que hagan presentes el Reino de Dios.
No son pocos los que quieren volver a prender la Hoguera Bárbara para destruir la necesaria Revolución Ciudadana y los avances de la Iglesia de los Pobres, tanto en el Ecuador como en el continente. Continuemos las gestas de estos reconocidos luchadores para lograr nuevos derechos y alcanzar nueva dignidad, porque nos juzgará la historia si nos quedamos de brazos cruzados.