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El Telégrafo

Eloy Alfaro en la Revolución Ciudadana

01 de febrero de 2012

Con motivo del centenario del asesinato de Eloy Alfaro, la oposición ha desinformado, torcido la historia y criticado al Gobierno.  Buscaron un tataranieto, que declaró que la Revolución Ciudadana está alejada del ideario del  caudillo. Tantas barbaridades que han  escrito y dicho.

La verdad es que el Gobierno es bolivariano y alfarista,  y su práctica se vio desde el primer momento, cuando consulta al pueblo sobre la convocatoria a la Constituyente y esta se realiza en la tierra de Alfaro, a donde -además-  se llevó parte de sus cenizas.

La Constitución aprobada por el pueblo separa a la banca y gran empresa del Estado y  recupera lo público, como práctica alfarista, que en su tiempo separó  la Iglesia del Estado. En uno y otro caso se proclama el Estado laico y democrático.

El Gobierno ha ampliado derechos ciudadanos, laborales y de las minorías étnicas, eliminó la tercerización y obligó a la afiliación al IESS de todos los trabajadores. Alfaro buscó redimir a los indios y los liberó de las cadenas de la servidumbre y el concertaje. Rafael Correa  se comprometió con la Revolución Agraria, en homenaje a Alfaro y por necesidad histórica.

La gran obra de infraestructura, sobre todo  en vialidad, energía y petróleo, de gran impacto económico, fortalece la unidad nacional, comparable con la construcción del FFCC  de Alfaro. El manejo soberano de la economía, sin el tutelaje del FMI y la política soberana frente a la deuda, tiene el precedente de la suspensión de su  pago en 1986.

La política exterior responde al interés nacional y es solidaria con América Latina y el Tercer Mundo, como Alfaro la practicó, favoreciendo la lucha  anticolonial. La incorporación de Ecuador a la ALBA es similar a la demanda de independencia de Cuba que impulsó  el “Viejo Luchador”.

En otro ámbito, la oposición extrema de hoy, asociada al Imperio y a propietarios de grandes  medios y banca, es comparable a la fanática reaccionaria contra Alfaro, que programó su asesinato. A Alfaro lo derrocaron, a Correa intentaron hacerlo el 30-S.

Por cierto, hay diferencias históricas en  tiempos y personajes, en sus estilos. Alfaro triunfa en los campos de batalla, con gran apoyo popular, después de muchas derrotas, exilios  y sufrimientos. El pueblo lo proclamó  más de una vez su Jefe Supremo.  Combate en el terreno militar, fiel a su visión de  que la libertad no se implora de rodillas, se la conquista en los campos de batalla.  Rafael Correa gana una tras  otra las elecciones y el pueblo  respalda  la Revolución Ciudadana, en clara vocación pacífica. Recoge los objetivos de lucha de todos los tiempos y el ideario de democracia y libertad de Alfaro.

Uno y otro líder son democracia, internacionalismo, humanismo, soberanía y pueblo.

Que sufran los detractores y traidores. La mayoría está con la Revolución Ciudadana, para largo.

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