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El Telégrafo

Elecciones vs. voto popular

06 de noviembre de 2012

Cualquiera de los dos candidatos a la Presidencia de EE.UU. podría ganar las elecciones hoy, ¡aun perdiendo el voto popular! Es decir, una mayoría de estadounidenses podría votar por un candidato y el perdedor ser formalmente electo. Lejos de ser un escenario descabellado, la victoria del candidato que menos votos obtuvo ya se dio en 1876, 1888 y en 2000, cuando George Bush le ganó a Al Gore.

Esto se debe a que se elige al Presidente(a) de EE.UU. mediante un sistema de 538 “grandes electores”, distribuidos en cada Estado según parámetros supuestamente demográficos: un mínimo de 3 electores en estados como Alaska y Wisconsin, y un máximo de 55 electores en California. El gran problema es que el ganador del estado se lo lleva todo: si se gana un estado con el 51% del voto popular, se cosecha el 100% de los votos de los “grandes electores”, lo que distorsiona evidentemente la correlación entre voto popular y voto de los colegios electorales.

Una consecuencia perversa de este sistema es que los candidatos no buscan los votos de todos los ciudadanos, sino solo los estratégicos. Esto significa que si un candidato ve que su victoria está asegurada en un estado, o al contrario, si le resulta imposible ganar, no desperdiciará fondos haciendo campaña en ese estado. Los candidatos, por lo tanto, hacen campaña en estados indecisos, los famosos “Swing States”, donde las encuestas dan cuenta de una batalla reñida.

En la práctica, esto significa que la campaña presidencial se da solamente en un puñado de estados. Este año la batalla es por Virginia, Wisconsin, Colorado, Florida y Ohio, es decir 5 de los 50 Estados de la Unión (aunque también se habla de indecisos con margen de error como Iowa, Nevada, New Hampshire, Carolina del Norte y Pensilvania). Ohio ya es un estado indeciso histórico, peleado en cada elección. Desde 1960, el ganador de Ohio termina en la Casa Blanca.

En Alabama, pasa exactamente lo contrario. Al ser un reducto republicano, da lo mismo si un demócrata afroamericano vota o no vota. Hoy, Romney se llevará Alabama y los votos para Obama (aun alcanzando un 35% del sufragio como se predice) se saldarán en el 0% de los votos de los “grandes electores”.

El sistema de los “grandes electores” remonta al artículo 2 de la Constitución norteamericana, que, como se sabe, solo se puede cambiar mediante enmiendas constitucionales. La última Enmienda, la Nº 27, pasó en 1992, aunque se había sometido formalmente 203 años antes. Esperemos que los norteamericanos no tengan que esperar 203 años más para que se reforme su caduco sistema electoral.

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