Es el título del mensaje de los obispos de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana que el pasado domingo fue leído en las misas en lugar de la acostumbrada homilía.
Como pastores, hacen referencia al Concilio Vaticano II y reclaman: “...su derecho y deber de iluminar las realidades sociales, políticas y económicas desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia...”, pero lo hacen con ocasión de las próximas elecciones.
Esta comunicación está dividida en tres partes principales:
1) Autonomía de la política y responsabilidad de la Iglesia, en la que reconocen y respetan la autonomía del orden político; sin embargo aclaran: “No nos corresponde expresar preferencias políticas, pero sí valorar programas políticos por sus implicaciones y consecuencias éticas y religiosas”. Y con el Concilio Vaticano II de respaldo, elucubran sobre la libertad religiosa en un Estado laico como es el Ecuador y justifican la intervención de la Iglesia en los asuntos políticos mediante una colaboración en temas sociales comunes, tales como educación, salud, cuidado de las personas vulnerables, el cuidado del medio ambiente y otros.
2) Misión de los laicos, resaltando el compromiso de la Iglesia en ubicarse en el mundo en que vivimos. Hacen referencia al accionar político en el que solamente califican a las ideologías compatibles con el cristianismo y prohíben la adhesión a sistemas ideológicos contrarios a la fe que profesan. Hasta aquí el mensaje tiene el pausado tono religioso. Podría decirse que es conciliador. Pero al tratar los temas de derechos humanos, democracia y elecciones, el tono cambia y se vuelve doctrinario, normativo, impositivo y veladamente crítico. Marcan fronteras con el tema del aborto; hay una clara retórica al definir lo que ellos consideran debe ser la democracia (que es raro viniendo de obispos que están en un sistema totalmente autocrático) y definen las elecciones casi como la lucha del bien y del mal (bueno, realmente es la Revolución Ciudadana enfrentando a la oposición). Felizmente están de acuerdo con el voto de los adolescentes mayores de 16 años.
3) Compromiso, con lo cual cierran este comunicado, trae el contenido del Mensaje Final del XIII Sínodo de Obispos sobre la Nueva Evangelización que pide: “…un compromiso de cuidado desinteresado y transparente por el bien común, desde el respeto total a la dignidad de la persona humana desde su concepción hasta su fin natural, de la familia fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer, de la libertad educativa, en la promoción de la libertad religiosa, en la eliminación de las injusticias, las desigualdades, las discriminaciones, la violencia, el racismo, el hambre y la guerra. A los políticos cristianos que viven el precepto de la caridad se les pide un testimonio claro y transparente en el ejercicio de sus responsabilidades”.
Si este es el compromiso de la Iglesia y sus obispos, yo recomiendo leamos esta carta episcopal con el mejor espíritu ecléctico para aceptar lo mejor de cada realidad. La Iglesia y sus pastores han envejecido en un mundo joven e irreverente. Difícil defender muy antiguas creencias.