La reciente ‘1ª Gran Encuesta’ sobre las elecciones presidenciales (2014-2018) revela que la mitad del electorado aún no sabe por quién votar (23%), o lo hará en blanco (27%). ¿Habrá tantos indignados, desilusionados y despistados?
Santos, con 25% iría a segunda vuelta, el candidato de Uribe solo llega al 8%, el de los conservadores al 4%, Alianza Verde 6%, y en cuanto a la izquierda, sumados los votos por las dos candidatas, no pasa de 7%. Aunque todos están en arenas movedizas.
El proceso electoral que culminará el 25 de mayo avanza en un contexto de búsqueda de la paz. El puntero, de centro derecha, responsable de haber puesto en vilo la soberanía alimentaria del país al firmar los TLC, busca la paz a través de negociaciones con las FARC, pero una paz que se está pareciendo más a la de la victoria.
El de oposición, ultraderechista, guerrerista, de capa caída, pero que lidera en las listas del Senado con favorabilidad de 61%, es responsable de haber permitido inconsultamente la instalación en territorio nacional de siete bases militares del imperio. La paz que busca es la de los sepulcros.
Las izquierdas se descalifican, se expulsan, divididas en alegatos dogmáticos. Sin embargo, la izquierda democrática tiene una oportunidad para lograr la transformación profunda del país, devolviéndole la soberanía y dándole una paz integral.
Invoco al espíritu de Camilo Torres, el de la Teología de la Liberación, quien con su Frente Unido del Pueblo ofreció una salida digna con una izquierda unida. Su lema: “Dejemos lo que nos divide y busquemos lo que nos une”. La unión de la clase popular es la base como doble garantía de que el poder sea popular y de que se instaure una auténtica democracia. Invoco también al espíritu patriótico del prócer Camilo Torres.
Más de media docena de partidos de izquierda con líderes de valía, varios de los cuales sobresalen en encuestas de favorabilidad, con el apoyo de movimientos revolucionarios, podrían ofrecer en equipo una propuesta convincente, cada quien con su tarea específica, como lo han logrado los profesionales de la salud. Hasta 35 médicos han aunado esfuerzos para salvar una vida en intervención quirúrgica compleja. La patria lo exige.
En una Colombia profundamente dividida, inequitativa, sufrida, se presenta la oportunidad de construir el socialismo. Sin embargo, “nadie se las sabe todas”, como enseñaba el comandante Chávez.
Es la hora de la unión bajo un candidato único con el concurso decidido de todos los que están convencidos de la necesidad de una transformación profunda.
Responsabilidad histórica.