El próximo 23 de febrero se elegirán los gobiernos territoriales. Con la institucionalidad creada, debe existir entre ellos coordinación para una acción fecunda en la ejecución de programas y proyectos de beneficio popular; y de estos con el Gobierno Nacional, para el financiamiento, apoyo político, avales y demás. Será mejor todo esto si se los vincula con las actividades productivas y la búsqueda armoniosa de solución a los viejos problemas para bien de la gente.
No cabe la confrontación politiquera, rencores, revanchismo ni sesgos regionalistas. La soberbia y prepotencia retrasan y restan energías, deben desecharse.
En estos tiempos de cambio y progreso, el gobierno de Alianza PAIS ha dado muestras de servicio, más allá de lo ideológico. Me consta que desde el BEDE se apoyó a prefecturas y municipios con créditos subsidiados, hasta en 80%, para agua, alcantarillado, desechos sólidos, caminos, puentes y carreteras, facilidades pesqueras, mercados y otros proyectos.
No había alcaldes ni prefectos afines a AP; después, la mayoría estaba alineada con el proyecto político de la RC, porque comprendieron, en los hechos, que se operaba con amplitud democrática. Los alcaldes que se automarginaron, perjudicando a la población pobre, fueron muy pocos.
En el caso de Guayaquil la situación ha sido clara. Más allá de las discrepancias, en el tiempo que lleva el Gobierno, apenas el 30% de la administración socialcristiana ha ejecutado megaproyectos y servido al pueblo en forma trascendente.
Se construye el Parque de los Samanes (200 veces más grande que el Centenario), un hospital de 400 camas en el Guasmo (el Vernaza tiene 600) y otro de igual dimensión en el Monte Sinaí, dos barrios de pueblo; se han construido decenas de miles de viviendas y decenas de colegios réplica y escuelas del milenio con excelente infraestructura y equipamiento, en el corazón de los barrios marginados; modernos edificios del Registro Civil y la Función Judicial, centros de rehabilitación, destacamentos y retenes policiales; se rehabilitan los esteros y la ría, se comunica la isla Santay con Guayaquil y Durán. Obras por doquier.
Se destierran las invasiones, amplían los servicios del IESS y del Biess; se legitima y apoya a decenas de miles de trabajadores autónomos, perseguidos y reprimidos; mejora la seguridad ciudadana y se equipa y tecnifica la Policía Nacional.
Se crea la Universidad de las Artes. Hay la decisión de mejorar las instalaciones y el servicio portuario, con sentido nacional; construir el metro para servir a barrios marginados y un parque lineal de 42 km, que unirá Pascuales con Puerto Nuevo.
¿Qué sería de Guayaquil con un Municipio que trabaje coordinamente con el Gobierno? Cada uno responderá, con visión cívica.