El pasado mes de octubre tuve la oportunidad de presenciar por primera vez un torneo de tenis en silla de ruedas para jugadores parapléjicos. Esta competición, perteneciente al circuito de la Federación Internacional de Tenis (ITF), se jugó en la sede del anexo del Guayaquil Tenis Club, sobre canchas de cemento, y la verdad es que quedé muy impresionado por el nivel técnico, táctico, la actitud y la entrega de los tenistas. Hubo partidos que fueron verdaderas batallas, algunos con más de 3 horas de duración.
La ITF tiene un circuito para los competidores parapléjicos, que consta de alrededor de 170 torneos en las categorías masculina y femenina. Se disputan en más de 40 países y muchos de ellos reparten premios económicos, además de puntos para el ranking mundial que se publica semanalmente.
Tuve la oportunidad de conversar con Esteban Ortiz, quien alcanzó la final de singles, perdiendo ante otro ecuatoriano, Efraín Cabrera. Esteban me contó que quedo parapléjico a los 18 años a causa de un accidente de tránsito y que tras eso empezó a practicar deportes en silla de ruedas, como el baloncesto, pero que luego descubrió el tenis, a los 38 años de edad. Indica que se apasionó instantáneamente por este deporte.
Hoy, con 44 años, ocupa el lugar 150 de la clasificación mundial y ha jugado en países como Colombia, Turquía, Sudáfrica, Gran Bretaña, Chile, Estados Unidos. Es el segundo ecuatoriano mejor clasificado, detrás de Efraín Cabrera, que se sitúa en el puesto 107.
Esteban, junto a su entrenador, hicieron una exhibición a la que asistieron varios de los mejores jugadores juveniles del país y algunos de ellos probaron jugar contra él en igualdad de condiciones, es decir usando la silla de ruedas, e inmediatamente se dieron cuenta de lo difícil que es impulsar la silla con los brazos y después llegar a pegarle a la pelota. Los chicos perdieron casi todos los puntos que disputaron.
Uno de los elementos técnicos que nos explicó es que debes tratar de mantener la silla siempre en movimiento, pues de lo contrario se dificulta lograr velocidad y se pierde mucho tiempo en reaccionar. Las sillas que se utilizan en tenis son especialmente diseñadas para la práctica de deporte. Sirven para rendir al más alto nivel, con ruedas que permiten un desplazamiento más fluido.
Las reglas son similares a las que se usan en el tenis regular, las dimensiones de la cancha, altura de la red, peso y medidas de las raquetas son las mismas. La única diferencia es que los tenistas en silla de ruedas pueden hacer uso de un segundo bote de la pelota en caso de necesitarlo.
Para ejecutar el servicio, la silla debe estar completamente estática, y luego se permite darle un solo empujón. La silla no puede tocar la línea de base, o entrar en la cancha, antes de que el jugador golpee la pelota. Cuando la pelota está en juego, se puede usar un pie para impulsar la silla, pero el pie no puede tocar el piso durante la ejecución del golpe.
El pionero del tenis en silla de ruedas es el americano Brad Parks, quien promovió y popularizó el deporte, además de ser el primer campeón en un torneo de esta modalidad, hace más de 35 años. Desde 2002, la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) instituyó un premio anual que lleva su nombre, para la persona que más aporte a su desarrollo, sea jugador, entrenador, promotor, sponsor, etc.
A nivel paralímpico, el tenis sobre silla de ruedas comenzó como deporte de exhibición en Seúl 1988 y ya en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992 fue considerado deporte oficial. La mayor estrella de esta disciplina es la holandesa Esther Vergeer, una jugadora que destaca por su calidad, belleza, talento y carisma.
Esther, de 31 años, quedó parapléjica a causa de un error médico en una operación en la columna vertebral cuando tenía 9 años. Desde 1999 es la #1 del mundo, tiene una racha de victorias que supera los 470 partidos, no conoce la derrota desde enero de 2003. Ha ganado 7 medallas de oro en singles y dobles en 4 Juegos Paralímpicos, posee más de 40 títulos en torneos de Grand Slam entre individuales y dobles.
La holandesa hace los mismos sacrificios que cualquiera de las estrellas del tenis regular, entrena seis días a la semana, viaja constantemente a torneos, pasa mucho tiempo lejos de su casa, sin embargo esto no le ha impedido estudiar economía, administración de empresas y derecho. Ejerce como embajadora de varias organizaciones benéficas, es directora de un importante torneo en su país y le dedica mucho tiempo a su fundación.
Le gusta contar su historia a niños con capacidades diferentes para motivarlos a practicar deportes, cree firmemente que atletas regulares y discapacitados deben interactuar más, compartir sus experiencias y de esa manera beneficiarse mutuamente. A todos los aficionados les recomiendo que asistan y lleven a sus hijos a un torneo de tenis en silla de ruedas. Verán un gran espectáculo y aprenderán mucho viendo a estos grandes deportistas en acción. Toda una lección de amor al tenis.