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El Telégrafo

El talento y la simpatía de “Guga” Kuerten nunca se agotan

26 de octubre de 2013

La semana pasada estuve en Florianópolis, en el torneo internacional juvenil Copa Guga Kuerten, acompañando a la tenista Rafaella Baquerizo, quien logró el título de dobles en la categoría 18 años con la portuguesa Ivone Álvaro.  

Este evento, organizado justamente por Gustavo “Guga” Kuerten, el mejor tenista brasileño de todos los tiempos, tiene como sede esta pequeña isla que es su ciudad natal y en donde ha vivido desde siempre. Conozco a “Guga” desde la época de juveniles, cuando destacaba por su gran talento, simpatía y la intensidad que ponía en cada entrenamiento.

El brasileño y nuestro crédito Nicolás Lapentti entablaron una gran amistad desde muy temprana edad, jugaron juntos en muchas ocasiones, consiguiendo sonados triunfos en torneos juveniles, como el campeonato de dobles juvenil en Roland Garros y la final del Orange Bowl en Miami. Justamente la última vez que vi a “Guga” fue en Guayaquil, en el matrimonio civil de Nicolás, en mayo de 2011, al que asistió acompañado de su esposa.

Saludarlo nuevamente en ”Floripa”, como él llama cariñosamente a su querida ciudad, fue muy agradable,  pues, a pesar de toda su fama y fortuna, sigue siendo exactamente la misma persona que era en su etapa de juvenil: alegre, simpático, siempre con una sonrisa en su rostro, listo para complacer a sus fanáticos con una foto o un autógrafo.  

En un país tan grande como Brasil, donde el fútbol es casi una religión, “Guga”, con su inesperado triunfo en Roland Garros en 1997, logró una popularidad tan grande  que lo puso al mismo nivel de ídolos como Ayrton Senna o el mismo “Pelé”.

La principal influencia en su carrera tenística fue Larri Passos, su entrenadorSu infancia no fue fácil, era el segundo de los tres hijos de Alice y Aldo Kuerten. El mayor es Rafael y el menor, Guilherme (fallecido en 2007), que sufría de parálisis cerebral, necesitaba atención y cuidados permanentes. “Guga” tenía apenas 8 años cuando su padre murió súbitamente a los 41 años, mientras arbitraba un partido de tenis infantil en el club al que asistían. Sin embargo, continuó jugando tenis y practicando surf en la playa de la isla. Pero a medida que pasaban los años, el tenis fue tomando un papel cada vez más protagónico en su vida, siempre apoyado por su madre y su abuela, Olga Schlosse.

Pero la principal influencia en su carrera tenística fue Larri Passos, quien, además de ser su entrenador desde muy pequeño,  fue también un amigo y una  figura paterna. Cuando “Guga” cumplió 14 años convenció a su madre de que el futuro de su hijo estaba en el tenis profesional.

Pero ni Larri ni “Guga”  esperaban que la gloria llegara de la manera en que llegó en Roland Garros de 1997. “Guga” no había ganado nunca un torneo del circuito ATP; en los torneos de Grand Slam nunca había superado la segunda ronda, por lo que su meta en París era ganar dos partidos.

Mientras otros tenistas se encontraban en Europa entrenando o compitiendo en torneos de mayor premiación, “Guga” estaba jugando un torneo challenger en Curitiba (Brasil), donde se coronó campeón, y llegó a París como el # 66 en la clasificación mundial, muy lejos de los favoritos.

Su magia  hizo que venciera al eslovaco Slava Dosedel y a Jonas Bjorkman. Así cumplió su objetivo y se coló  en la tercera ronda, donde lo esperaba Thomas Muster, # 5 del mundo y ya con un título en Roland Garros a su haber, pero “Guga” lo venció  en cinco sets en un memorable encuentro en octavos de final. En cuartos de final derrotó a otro campeón de Roland Garros, el ruso Yevgeny Kafelnikov, en una maratón a  cinco sets.

En semifinales, por primera vez en el torneo, “Guga” fue el favorito, se enfrentó al belga Filip Dewulf, proveniente de las rondas de clasificación y ubicado en el  # 122 del ranking ATP. A él lo venció en cuatro sets. En la final debía enfrentarse nada menos que a Sergi Bruguera, un especialista en canchas de polvo de ladrillo y campeón en París en 1993 y 1994, un rival que ya había experimentado lo  que era  ganar el torneo en el estadio Philippe Chatrier, pero “Guga” demostró que tenía pasta de campeón y contra todo pronóstico demolió al español por 6-3, 6-4, 6-2. A esas alturas,  tenía al público parisino y al mundo entero  maravillados.  
Volvió a conquistar Roland Garros en 2000 y 2001, lo que lo coloca en el selecto grupo de tenistas que ha ganado tres veces en París, junto a Iván Lendl (3) Bjorn Borg (6), Mats Wilander (3) y Rafael Nadal (8). Kuerten llegó a ocupar el primer lugar del ranking ATP durante 43 semanas a lo largo de su carrera  y terminó el año 2000 como el mejor jugador del planeta, posición que logró tras vencer el torneo de Maestros, que reúne a los 8 mejores de la temporada, venciendo a Pete Sampras en la semifinal y a Andre Agassi en la final, sobre cancha cubierta en Lisboa, silenciando a sus detractores que decían que no podía vencer a los mejores del mundo sobre superficies rápidas.

Nadie hubiera podido imaginar que de una pequeña isla en Brasil saldría un campeón mundial de tenis. Florianópolis siempre fue su base de entrenamientos y de descanso cuando no estaba compitiendo, el único lugar donde siempre se sintió en casa y donde continúa viviendo hasta el día de hoy. “Guga” jugó su último partido como profesional en Roland Garros, el 25 de mayo de 2008. Ya no era el mismo de años anteriores, cayó frente al francés Paul Henri Mathieu y recibió un trofeo en homenaje a su trayectoria de parte de los organizadores. El 12 de abril de 2012 ingresó con sobra de merecimientos al Salón de la Fama del Tenis.

Actualmente se dedica a manejar el Instituto Guga Kuerten, que desarrolla proyectos deportivos y académicos para discapacitados y para personas de escasos recursos. Tiene también su academia de tenis junto a Larri Passos, donde entrenan algunos de los mejores tenistas juveniles de Brasil, juega también unos 4 o 5 partidos de exhibición por año, como el que jugó en noviembre del año pasado contra Novak  Djokovic en el Maracanazinho de Río de Janeiro, donde en esos días inauguró junto a “Nole” la primera cancha de tenis en la favela de Rocinha.

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