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El Telégrafo

El tablero de la geopolítica

16 de agosto de 2013

El domingo 9 de junio del presente año el periodista y exvicepresidente venezolano José Vicente Rangel denunció que miembros de la ultraderecha venezolana habrían comprado un total de 18 aviones de guerra a los Estados Unidos.

Durante su programa dominical “José Vicente Hoy”, el comunicador precisó que la compra de las aeronaves se habría producido el 27 de mayo de 2013 durante una reunión en San Antonio, Texas, donde participaron miembros de la oposición venezolana y ejecutivos vinculados con la industria de aviones de guerra. Los 18 aviones, según Rangel, llegarían a Colombia a finales de noviembre y serían ubicados en una base militar de dicho país.

Más adelante, Rangel señaló: “¿Podrían los organismos de seguridad chequear la información que no vacilo en calificar de extremadamente grave y recabar información de las autoridades norteamericanas y colombianas? ¿Se prepara una agresión armada debidamente camuflada con la participación de mercenarios?”, se preguntó.

Posteriormente se conoció “el firme deseo” del presidente Santos de pertenecer a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Menos mal que no le aceptaron. Sin embargo, el 25 de junio de 2013, en Bruselas, fue suscrito un acuerdo de cooperación militar entre Colombia y la OTAN.

El imperio decadente pretende fabricar nuevos “Rambos”,
para fabricar nuevas guerras
y nuevas divisiones en la América mestiza
El documento fue anunciado por el ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, quien lo describió como “un mecanismo para intercambiar información clasificada entre las partes y para que nuestro país pueda elevar los estándares de sus Fuerzas Armadas en áreas como protección de derechos humanos, operaciones de paz, justicia militar y atención de desastres naturales”. Brasil, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, expresaron –en su debido momento– que ese acuerdo de cooperación militar les dejó un mal sabor.

“Es lamentable que algunos países de nuestra América hagan acuerdos con la OTAN, que es sinónimo de dominación, de invasión, de muerte, y no de paz y de justicia social”, dijo el presidente boliviano Evo Morales, quien recordó –además– las cuestionadas intervenciones militares que, en nombre de la democracia y la libertad, realizó esa alianza en naciones como Libia.

Colombia es miembro de la Unión de Naciones Sudamericanas, un mecanismo de integración regional. También forma parte del Consejo de Defensa Sudamericano, una iniciativa militar promovida por Brasil que busca construir una identidad sudamericana en esta materia.

La Alianza del Pacífico fue lanzada por el expresidente peruano Alan García, el 28 de abril de 2011, con la clara intención política de obstaculizar el trabajo de la Unasur y la Celac. Colombia es parte de la Alianza del Pacífico, junto con México, Perú y Chile.

América del Sur actualmente se enfrenta a situaciones concretas que están afectando su unidad. El imperio decadente pretende fabricar nuevos “Rambos”, para fabricar nuevas guerras y nuevas divisiones en la América mestiza. Los pueblos y gobiernos progresistas deben permanecer en alerta.

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