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El Telégrafo
Aníbal Fernando Bonilla

El sol que mira de frente a la muerte

30 de diciembre de 2014

El final de 2014 nos trae la lamentable noticia de la muerte de Ulises Estrella -cultor de letras, cineasta y gestor artístico-, a sus 75 años. A él se lo identificó plenamente como integrante del grupo Tzántzicos, de vital presencia en las décadas del 60 y 70 en nuestro país y Latinoamérica, cuyo estirpe fue de vanguardia y de ruptura en la estética creadora y ética militante.

Estrella, poeta y activista del arte, fue fundador de la Cinemateca Nacional de la Casa de la Cultura, en la cual aportó más de tres décadas de apasionada labor en pro de rescatar la producción fílmica ecuatoriana y de preservar un considerable archivo audiovisual. Viajero incansable, quiso redescubrir el mundo a partir de las experiencias adquiridas en otras fronteras.

Ya sea en la cátedra universitaria, en el artículo de opinión, en el verso que respira pasado y futuro (“día tras día/ arando en el mar/ avanzamos por fin/ un paso adelante”), en la adolescencia rebelde, en la tertulia amena, en el ensayo teatral, en la acuciosa selección y registro de películas y documentales, en la firme convicción ideológica que supera el dogma, en la sensibilidad por los excluidos, en el tránsito por la ciudad franciscana, su compromiso humano siempre estuvo por encima de intereses individuales.

Desde su inquietud por entender la identidad, como instrumento de orgullo colectivo insertado en la cultura popular de la capital de la República, planteó la asignatura de la Quitología, en un esfuerzo pedagógico por entender las huellas históricas desde la leyenda y la memoria.

En su condición de pensador sostuvo que “tener un proyecto personal,… requiere preguntarnos hasta dónde lo que realizamos diariamente coincide con lo que creemos, con nuestras convicciones. Saber el origen, las bases en las que se asientan nuestras motivaciones, necesidades e ilusiones, es imprescindible”. Y en el caso de Ulises Estrella su convicción vivencial estuvo estrechamente ligada a la palabra y a la imagen, como una manera auténtica de recreación y liberación del hombre. Sin poses, desde la sencillez que se tradujo de sus años iniciales de hogar modesto, Estrella fue escritor que transmitió los dolores de la patria, con clara preocupación por la problemática social, económica y política. Y en ese contexto, se desprenden sus valiosos escritos alrededor de la cultura. Por eso enfatizó que “los intelectuales que no tienen miedo de hablar de sí mismos, revelan compromisos de valor porque lo hacen con extrema sinceridad y convicción”. Personaje transgresor que no tuvo reparos en el momento de cuestionar al poder.

Autor de: Ombligo del mundo, Convulsionario, Aguja que rompe el tiempo, Fuera del juego, Mirar de frente al sol, Peatón de Quito, Fábula del soplador y la bella, Digo, mundo…,  Reflexiones de fin de siglo, La casa de las tertulias, entre otras obras.

Ulises (como el mítico personaje griego) seguirá junto con nosotros -aunque en otras batallas y en otros mares-, ya que queda su legado y, esencialmente, su verbo, que pretende “llegar mirando, al igual que el sol en la vida,/ a la muerte de frente”.

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