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El Telégrafo

El sentido creador de la matriz

06 de marzo de 2013

Al parecer, el término “matriz” se está poniendo en boga. Nos evoca lo sustantivo, lo principal. En matemáticas es un arreglo de filas y columnas; por ejemplo: los ingresos que tienen los países o la población de las ciudades.

Hoy en Ecuador se escucha hablar del “cambio de la matriz productiva”. Aunque pueda sonar muy técnica y distante del día a día de la gente, vale la pena sintetizarla como una nueva modalidad de producir y de consumir.

Cuando hablamos de producir de una manera diferente, nos referimos a dejar de depender de forma exclusiva de los llamados productos primarios, como son el petróleo, el gas o los minerales, que terminan agotándose con el pasar del tiempo. Por ello, se les dice también recursos naturales no renovables. Buscamos, asimismo, alcanzar otra forma de consumir, que nos aparte del excesivo consumismo; es decir, que nos ayude a salir de esa trampa en la que cae el individuo egoísta que sólo piensa en la satisfacción de sus necesidades en un mundo sin límites.

El cambio en la matriz productiva significa el impulso de una nueva estrategia para el país, en la que los otros recursos naturales, como son el agua y los bosques –fuera de los minerales, el gas  y el petróleo, que es lo que la mayoría de personas asocian con ese término-, juegan un papel preponderante para alcanzar el buen vivir.

Pero existe otra manera de referirnos al cambio de la matriz productiva. Hablamos de la sustitución de esos bienes agotables (nuevamente el petróleo, el gas o los minerales) por otros que tienen carácter infinito, como son la creatividad, la innovación, la generación de pensamiento y la cultura. Estos son bienes que nunca se agotan. Para este caso, más bien deberíamos adoptar el término: “cambio en la matriz mental" de todos nosotros. La interpretación diversa de la realidad o el aumento de la capacidad crítica son fundamentos de la cultura de los ecuatorianos, hombres y mujeres contemporáneos. Si así lo reconocemos, entonces estaríamos hablando de una especie de “valor agregado”, si queremos forzar el enfoque economicista del término.

Estas breves reflexiones tienen que ver con las revoluciones cultural y educativa que deben producirse en Ecuador. No podemos solo poner énfasis en lo productivo, en lo material, en los recursos naturales, en lo rentable y exportable o en la infraestructura. Nos urge enfatizar en las capacidades y potencialidades de las personas, en su formación integral, en el desarrollo de su sensibilidad, de sus valores, de sus conocimientos e inteligencia, para convertirnos en mejores seres humanos, con una mejor calidad de vida.

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