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El Telégrafo

El reto de vencer la pobreza

03 de mayo de 2012

El 1 de mayo pasado el mundo entero conmemoró el Día del Trabajador, el día de aquel hombre o mujer al que durante mucho tiempo le hemos enseñado que debe tener un trabajo y que para aquello tiene que coexistir con un patrono, el cual hoy conocemos como empresario, al que lo entendemos como el que tiene la capacidad de generar una oferta laboral para poder desarrollar su actividad empresarial.

En estos ires y venires de las relaciones entre trabajadores y patrones, la visión del mundo siempre se ha enfocado en la calidad del trabajo que se les ofrece a los primeros y la capacidad de oferta laboral para absorber a millones de jóvenes que cada día requieren trabajar para generar ingresos que les permitan mantener a sus familias.

Mientras esto se da, en el mundo observamos que nosotros, los seres humanos, no hemos sido capaces de vencer la pobreza, esta sigue ahí, latente y peligrosa, convirtiéndose en una plaga que atenta contra la dignidad humana.

Será complejo y prácticamente imposible resolver los problemas de la pobreza si seguimos pensando que el crecimiento y desarrollo de los pueblos debe provenir desde arriba hacia la base social, nunca existirá la capacidad de poder generar y ofrecer empleo a la totalidad de la población.

Recientemente el mundo ha redireccionado su visión, gracias -entre otras cosas- a las crisis de los últimos años y ahora mide el éxito de sus planes de desarrollo sobre la base de la capacidad de generar bienestar a través del acceso a las oportunidades que tenga su población en términos de ocupación, educación y salud.

Las sociedades modernas debemos incentivar el espíritu empresarial de nuestra gente, pues está probado que los seres humanos somos emprendedores por naturaleza, y que es este espíritu, sin importar el tamaño del capital de que se disponga, el que puede llevar a una nación a una instancia superior, pues de lo contrario seguiremos  construyendo un colectivo sin creatividad.

Lo que tenemos que asegurar es que la distribución lícita del capital llegue a la base social para que herramientas micro financieras generen oportunidades de cambiar vidas.

Los microcréditos son una herramienta eficaz para lograr inclusión social, pero también representan una oportunidad para ir rompiendo las cadenas de la pobreza. Una familia que recibe un microcrédito no solo desarrollará un emprendimiento productivo, sino que -además- este podrá otorgar estabilidad a las familias para educar a sus hijos con mejores herramientas que le brindarán accesos más amplios y diversos para su desarrollo y progreso.

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