Jesús “Chucho” García, activista venezolano, defensor de los derechos de los afrodescendientes, publica los domingos un sesudo artículo sobre la africanidad, que leo asiduamente, gracias a mi amigo esmeraldeño Juan Montaño Escobar.
En uno de sus escritos, “¿Por qué ganó Correa en Ecuador?” señala tres razones, una de ellas, la inclusión social, como instrumento de integración, “donde los afroecuatorianos” sostiene “han venido jugando un papel histórico, con su propia agenda, conciencia crítica y complementaria al proceso de la Revolución Ciudadana”.
García rememora su visita a Quito invitado a una discusión sobre los temas afro y la integración en América Latina, reunión en la que participó el presidente Correa. Recuerda que entonces Correa hablaba de “morenadas”, pero que luego comenzó a asumir el concepto de afrodescendientes, y expresó su apoyo, no solo en políticas de inclusión social, sino que propuso que los afroecuatorianos escogieran en asamblea sus propios candidatos para apoyarlos para los cargos de diputados por sus respectivas circunscripciones electorales.
Y así fue. El movimiento afroecuatoriano escogió a la abogada Yasmín Cheme, ahora en el Parlamento Andino, quien reconoce que los más de un millón de afroecuatorianos del país ya tienen atención gubernamental esperada por siglos. Además, han logrado 13 escaños en la Asamblea entre principales y alternos, lo que les permite participar en las grandes decisiones que se tomen.
García reconoce que falta al afrodescendiente avanzar en su soberanía intelectual con agenda propia y complementaria al proceso local, nacional e internacional, pero que aun con las contradicciones que subsisten, “hoy las y los afroecuatorianos son un ejemplo iluminante para toda la diáspora africana”.
A su favor está ahora la reciente conquista en la OEA. Después de 13 años de discusiones, por fin se da el sí a la Convención Interamericana contra el Racismo, y Ecuador se constituye en uno de los primeros países que la suscribieron reafirmando el compromiso de erradicar el racismo, la discriminación racial y toda forma de intolerancia en su territorio. El sistema jurídico nacional tendrá este instrumento una vez aprobado por la Asamblea.
Los afroecuatorianos ya han demostrado su potencialidad para asumir un papel protagónico nacional, y construir su propio nicho en Unasur y demás organizaciones alternativas desde donde podrán persistir en sus luchas históricas.
Coletilla: ¿El aeropuerto de Esmeraldas no debería llamarse “Alonso de Illescas”, en honor a la historia del pueblo afro en Ecuador?