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El Telégrafo

El norte finge demencia

12 de julio de 2013

Estados Unidos y sus títeres europeos hacen lo que dice una afortunada frase del argot mexicano: “fingir demencia”. Es decir, hacerse los tontos, mirar para otro lado, instalarse en el lugar de quien no sabe/no contesta. Vaya paradoja: espían ilegalmente a todos los ciudadanos del mundo y ello incluye obviamente a los latinoamericanos, pero “no escuchan” las exigencias de explicaciones que vienen dándose desde los más altos niveles de los gobiernos de la región. No se enteran, según ellos. No quieren, en verdad, darse por enterados.

Las explicaciones por los abusos contra Evo Morales -solo farfulladas por el Ministro de Relaciones Exteriores de España, sin ninguna convicción- son exigidas desde Unasur  y la OEA, nada menos, además de las manifestaciones singulares de presidentes y diplomáticos latinoamericanos. Sí, es cierto: Colombia, Chile y en cierta medida el Perú, mostraron su sumisión al imperio y trataron de minimizar la situación. Pero Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Brasil y Uruguay constituyen un bloque regional suficientemente sólido como para que nadie pueda permitirse ignorarlo, y su exigencia de respuestas no podrá ser dejada de lado.

A esto se ha sumado el descubrimiento -según denuncia del diario brasileño O Globo- de una oficina encubierta de la CIA en territorio de ese país, desde la cual se espiaba a ciudadanos locales, además de algunos otros de países linderos del subcontinente.

La violación de la legalidad internacional contra Evo Morales se dibuja sobre el fondo del espionaje generalizado, permanente y clandestino de Estados Unidos sobre todo el resto del mundo, con la complicidad de muchos gobiernos/títeres en diversas partes del globo, singularmente en Europa y Asia. Esto se hace sin necesidad de asentamiento territorial fuera de Estados Unidos, desde el manejo electrónico de e-mails y teléfonos con apoyo satelital. A esto se agrega ahora la triste novedad del uso de oficinas en territorio latinoamericano, con equipamiento para realizar espionaje sobre empresarios, políticos, intelectuales, periodistas y ciudadanos en general.

No esperamos explicaciones; la situación es ilegal e intolerable, y se explica por sí sola. Lo que se deberá exigir es medidas concretas y verificables de desmantelamiento de las organizaciones, oficinas y actividades de espionaje, lo cual es absolutamente necesario e imperativo; si bien todos sabemos que, en tanto se trata de actividades encubiertas, lo más probable es que si algo dejara de practicarse, se intentará practicar al mismo tiempo secretamente de alguna nueva manera.

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