Publicidad

Ecuador, 23 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

El misticismo de Occidente (II)

06 de agosto de 2012

Las bacantes, furibundas por el desprecio, apagaron con gritos estentóreos y gran ruido de tambores su armoniosa voz, lo único que las conmovía y controlaba, destrozaron su cuerpo en mil pedazos y lo devoraron con ansias.

Los órficos creían en la transmigración de las almas; en que existía un premio o un castigo después de la muerte, que podía ser eterno o temporal; aspiraban a la pureza evitando todo lo que contamina el alma, los más creyentes evitaban comer carne, menos en las ceremonias religiosas, donde la ingerían como parte de la ceremonia.

Para los órficos, el vino era parte del ritual, algo semejante al sacramento de los cristianos, y la embriaguez que buscaban era la de la unión con Dios. Según ellos, el hombre estaba condenado a un ciclo eterno de nacimientos y muertes, y sólo la vida ascética le permitía escapar a este sino y alcanzar en el éxtasis su unión con Dios.

También proclamaban la más absoluta igualdad con las mujeres; la tragedia griega es otro fruto de esta doctrina. Eurípides veneraba a Baco y menospreciaba al hombre moderado, incapacitado para sufrir y llorar, con un destino anodino y merecedor de la locura.

Posteriormente, Pitágoras reformó el orfismo y fundó una sociedad en la que hombres y mujeres eran admitidos como iguales y la propiedad era común. También afirmó que todas las cosas son números y vinculó la aritmética con la música, relación que sobrevive hasta nuestros días. Su afamado teorema permitió el descubrimiento de los números irracionales, y la eternidad de sus aportes le permitió sostener a Platón que Dios es geómetra.

Su  pensamiento posibilitó a los filósofos posteriores realizar una síntesis de la racionalidad con el misticismo, una especie de religión racional basada en el método matemático, que buscaba demostrar la existencia de Dios.

Sus principios fueron asimilados por la filosofía de Platón, que los desarrolló más aún. De éste se transmitió a la filosofía griega y de ahí a los estoicos tardíos, que creían en el alma inmaterial, a Dios el alma del mundo y a cada hombre una parte de Él. Afirmaban que todos somos  iguales por ser hijos de Dios e incluso llegaron a sostener que se debe amar al enemigo. 

El pensamiento de Platón, mediante de san Agustín, dominó la filosofía cristiana hasta cuando se volvió aristotélica con santo Tomás de Aquino.  En conclusión, el pensamiento místico griego sobrevive en todas las religiones cristianas gracias a Orfeo; no sucede lo mismo con la Mitología, que no muere porque nos ayuda a entender el arte clásico.

Contenido externo patrocinado