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El Telégrafo
César Hermida

El Ministerio de Salud se anota un poroto

06 de septiembre de 2014

Cuando los abuelos se distraían con los juegos de mesa entre familiares y amigos, utilizaban para anotar los puntos o para reemplazar al dinero los porotos o granos de maíz secos. Por eso, cuando alguien ganaba puntos, solían exclamar: “Te anotaste un poroto”. 

El Ministerio de Salud acaba de anotarse un poroto con la implementación del Semáforo Nutricional. La disposición dice que los productos alimentarios deben tener los colores del semáforo para indicar: con el rojo, que los contenidos de azúcar, grasas o sal son altos; amarillo, que los valores son medios; y verde, que los valores son bajos.

La población nacional, que solo en las últimas décadas está aprendiendo a leer las etiquetas de los productos para diferenciar sus contenidos, pasó de las compras de productos naturales en los mercados o tiendas barriales, a la adquisición de productos elaborados en los supermercados. El exceso de sal en la dieta lleva a la hipertensión, como el exceso de azúcar a la diabetes y el de grasas al incremento del colesterol y los riesgos de la obesidad y la arterioesclerosis. Estas son las enfermedades crónicas o metabólicas más frecuentes, que constituyen las más altas tasas de enfermedad, y, como consecuencia, de muertes, súbitas o con todo tipo de complicaciones, que, con la educación nutricional, podrían evitarse.

El problema es que estas tres sustancias son utilizadas por la industria y el comercio de alimentos para crear e incrementar la necesidad de consumirlas, y, por lo tanto, sus ventas. Muchas personas, por la publicidad del mercado y las nuevas costumbres o hábitos de las colas, helados, dulces, canguil y otras grasas del cine, la comida rápida, etc., se tornan ‘golosas’ y crean esas necesidades de consumo.

El único que puede controlar al mercado y sus excesos es el Estado. Pero no es tarea fácil, es políticamente difícil, porque estas medidas incomodan a los productores, que seguramente disminuirán esas ventas y requerirán de ciertos pequeños gastos adicionales. Y es difícil por el poder que tienen las grandes y pequeñas empresas, a través de la publicidad de los medios de comunicación. A ellas les interesa incrementar sus ventas, sin mayores consideraciones ni preocupaciones por las consecuencias nocivas sobre la salud de los ciudadanos.

En este contexto, el Semáforo Nutricional es un notable aporte para el conocimiento y la reflexión de la población, y para sus decisiones autónomas en torno a su salud y el Buen Vivir.

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