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El Telégrafo

El maltrato a los artistas en la televisión nacional

22 de noviembre de 2013

Tuco y Manuco se levantaron muy temprano. A las seis de la mañana ya estaban camino al Canal Público, pues habían sido invitados a una entrevista en el programa Café TV, a propósito de la temporada que tenían en ese pequeño y acogedor teatro Sarao, de Guayaquil. Sin embargo, a pesar de su permanente buen humor, los dos actores (Luis Mueckay y Raymundo Zambrano) terminaron enfadados. A tal punto que inmediatamente, vía Facebook, Mueckay contó su enojo: “Café TV. Qué mal programa de televisión. Nos hacen llegar una hora antes, maquillarnos y nos dejan para el último, a pocos segundos de terminar el programa. Casi, casi con los créditos del cierre. Era una entrevista y nos ordenan ‘actúen’. Las entrevistadoras no tienen ni idea de lo que van a decir. Improvisación total”.
Este hecho no es aislado, es en verdad el pan de cada día de los artistas en la televisión nacional. En general, la información cultural es inexistente, apenas unas agendas para el fin de semana, sin ninguna coherencia y siempre desde la perspectiva de la farándula y el espectáculo. Quizá por ello insisten en contratar bellas presentadoras, con voluminosos cuerpos que deben mostrar sus bellas piernas y grandes senos y deben sonreír de boca en boca. Y que de la actividad cultural no tienen ni idea. Quizá lo penoso es que el maltrato que recibieron Tuco y Manuco provenga del Canal Público, por ello, Mueckay, en el mismo Facebook, se pregunta: “¿No es Ecuador TV una alternativa? No, si sigue habiendo desorganización, centralismo y maltrato a los artistas”. Efectivamente, muchos roles no han cambiado. Persiste el mismo modelo. Por ejemplo, en el programa Al son de un nuevo día (reproducción textual de Un nuevo día, de Univisión) lo primero que se hace es contratar a una exreina de belleza para que anime y presente. ¿El resultado?, un fracaso, y debieron reestructurarlo recurriendo, una vez más, a viejos rostros (‘probados’) de pantalla que ya en nada aportan para innovar la televisión nacional.

El tratamiento que, en la televisión, se da a la cultura es lamentable. Es ignorarlo o tratarlo desde la ignorancia. No hay en nuestra televisión un solo programa especializado de cine o de literatura, y peor de teatro o danza. Aunque sí, por ahí, uno que otro de música. La gran excepción es Expresarte. Quizá el mejor programa de producción nacional. Este es el mejor ejemplo de que sí se puede hacer un buen programa cultural y contar con muy buenas audiencias.

Todos esperamos que con la nueva Ley de Comunicación las cosas cambien. Que se generen espacios con otras miradas, con otras propuestas, con otros esquemas que permitan a nuestra televisión dar saltos cualitativos definitivos. Pero al mismo tiempo se trata de responder, como se establece en la nueva ley, a las demandas informativas de los televidentes. El país tiene una notable y diaria actividad cultural, sin embargo esto no se refleja en los informativos. Apenas coberturas a los famosos cantantes, con entrevistas repletas de lugares comunes y total trivialidad. Y eso porque los empresarios establecen convenios (de canje) con los canales para sortear premios y entradas a los conciertos.

Al final, Luis Mueckay y Raymundo Zambrano recibieron disculpas del Canal Público. Esta actitud es, sin duda, un buen ejemplo para el resto de canales de televisión. En buena hora, y por ello a Tuco y Manuco no les dio un soponcio.

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